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Palidecí inmediatamente ¿Embarazada? No, no podía ¿O sí? Esto era muy confuso ¿Y si lo estaba? ¿De quién sería? ¿James o Kang? Con tan solo pensar en eso, sentí mi estómago estremecerse. Mierda, debí de usar protección con James. Mierda y más mierda. Me giré y le vi a los ojos, él sonrió de oreja a oreja ¡Él quería un hijo! Negué.

—No... no y no.

—¿Por qué?

—Porque no estoy lista...

—Tú querías un hijo, querías el de Natasha.

—Eso es distinto, yo no tendré que abrir las piernas y pujar hasta quedar sin aire.

—Quiero un hijo.

Su comentario me inquietó, demasiado.

—Song Kang , de seguro comí algo que me hizo mal, no creo que esté embarazada.

—Averigüémoslo.

—¿Eh?

Él se levantó de la cama, buscó sus zapatillas negras, se las puso y tomó una polera cualquiera. Era raro verle así, la mayoría de veces solía verle con un terno o unos vaqueros y camisa. De la cómoda sacó una leggin color negra, tiró una pantie y una polera verde.

—Vístete.

Ordenó, hice un gesto. Me quité la bata y empecé a vestirme, busqué un par de converse color negro y me las puse, hice una coleta; aunque aún mi cabello seguía húmedo. Pero si lo dejaba suelto, enfermaría. Tomó su billetera, móvil y las puso en el bolsillo delantero de la polera. Ambos salimos del departamento, Kang tomó un taxi, le dijo algo; que no logré escuchar.

—¿A dónde vamos?

—A la farmacia más cerca que hay.

—Es media noche, todo está cerrado.

—Tal vez encontremos una.

Rodé los ojos, ojalá no. No quería saber si estaba o no embarazada, pero para mi suerte hallamos una abierta, ambos bajamos; Song Kang pagó el viaje y entramos; él se encargó de hablar con la joven que atendía, la cual se sonrojaba por cada palabra que este le hacía. La sangre empezó a hervirme ¿Aún sentía celos? Que estúpido. El regresó a mí con una bolsa en mano, había comprado tres pruebas de embarazo.

—Estás loco.

Aseguré, el ladeó la cabeza y sonrió.

—Por ti.

***

—Hazlo, _______.

—No.

—Hazlo.

—No.

—¡Hazlo, por un carajo!

—¡No quiero!

Levanté la voz del mismo modo que él y me crucé de brazos.

—¡Solo tienes que mear ahí y nada más!

—No lo haré.

Dije firme.

—¡Solo mea!

—No, ya te lo dije.

—Mierda.

—Sí, mierda.

—______...

Gruñó entre dientes.

—Song Kang...

—¡Mea!

—¡No! ¡Mea tú!

—¡Lo haría, pero eso no funciona con hombres! ¡Así que mea!

—No y punto.

—¿Por qué lo haces tan difícil?

Preguntó molesto. Hice un gesto, no quería hacerlo.

—Solo hazlo.

—No, no me convencerás. No quiero hacer pipí allí.

—Debes hacerlo.

Indicó.

—No, no debo. Tú quieres que lo haga, es muy diferente.

—Es para aclarar nuestras dudas... Así ¡Qué mea!

—¡No!

—¡Hazlo!

—¡Qué no!

Él suspiró exasperado y caminó hacia mí, levantó su mano izquierda. Cerré los ojos, abrí uno, luego el otro. Y boté el aire tranquila, pensé que me golpearía, me tomó del rostro y me besó. ¿Y eso? ¿Acaso era una forma de convencerme?

—Por favor...

Susurró en mis labios ¿Él me estaba pidiendo algo por favor? Es la primera vez y lo único que me pidió cortésmente, bueno excepto por lo que no me fuera, pero eso no contaba.

—Song Kang...

—Hazlo, por favor. Quiero saber, si es cierto.

—¿Para qué?

—Deseo saberlo.

Dijo, le quité el pequeño frasco que tenía en la mano derecha y caminé hacia el baño, antes de cerrar la puerta, me asomé por ella y él sonrió. Nunca sonreía tanto, empezaba a preocuparme el comportamiento de Song Kang. Luego de unos segundos, salí; le entregué el frasco, el colocó la prueba de embarazo allí.

—Debemos esperar diez minutos.

Asentí, dejó el frasco encima de la cómoda; me lancé en la cama, él se colocó encima de mí; apoyándose en sus codos y me besó.

—¿Te encuentras bien?

Pregunté por fin.

—¿Por qué no estarlo?

Respondió con otra pregunta, alcé ambos hombros e hice un mohín.

—Estás raro.

—¿Raro?

—Muy... cariñoso.

—Estoy feliz.

—¿Por qué?

—Porque estoy deseando que estés embarazada, ________.

Se dio vuelta, acomodándose al lado mío, me hice a un lado y le abracé. Él me rodeó con sus brazos, metió su mano debajo de la polera y acarició mi vientre.

—¿Tú no lo deseas?

—No estoy lista, para esto.

—Lo estas.

—No.

Kang puso los ojos en blanco, subió su mano hasta mi rostro y acarició mi mejilla con el dedo pulgar. Cogió el móvil del bolsillo de la polera y lo encendió, se levantó de golpe de la cama y caminó hacia la cómoda. Tomó el papel el cual venía dentro, con las instrucciones de uso, y como saber si era positivo o negativo.

—Bien aquí dice si hay dos rayitas es porque es positivo y si solo aparece una es negativo.

Dejó el papel a un lado y cogió la prueba de embarazo, se quedó allí por unos segundos, giró hacia mí ¿Qué salió?

—¿Y?

¿Amor O Obsesión? (SONG KANG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora