Aquel muchacho soltó una carcajada, no le encontraba la gracia. Intenté ignorarlo, pero él se sentó al lado mío y pidió una cerveza. Santiago se la alcanzó e hizo un gesto. Ya que notaba lo incómoda que estaba.
—¿Y cuál es tu nombre? —
—No hablo con desconocidos. —
Respondí seria. Quería estar sola o bueno sin él. Ya que se veía que estaba ebrio y es más me daba miedo. Tal vez intente algo, apenas este saliendo. Okay a veces suelo ser muy dramática.
—Pero podemos conocernos—
—No gracias. —
Contesté. Él dio un sorbo más a su botella y sonrió. Lo inspeccioné de pies a cabeza, parecía de mi edad o un año más tal vez. Tenía el cabello oscuro, pero si alguien lo viera por detrás, parecía Calum. Ya por la altura y por el ancho de la espalda.
—¿Y tienes Novio? —
—¿Mi amor, quieres otra copa? —interrumpió Santiago—
—A sí que tú eres el suertudo—sonrió dando otro sorbo a su botella—
—Se puede decir—
Contestó, devolviéndole la sonrisa, sarcástica. A veces el comportamiento de aquel chico me recordaba a Song Kang.
—Pensé que una chica como tú, tendría... mejores gustos—
¿Mejores gustos? ¿Acaso le dijo feo a Santiago? Por favor. El chico ebrio le dijo al barman feo. Que si me dieran a escoger entre ellos dos, prefiero a Santiago. Se ve buena gente y es... más educado.
—Mira pedazo de por quería, vete que me estás haciendo enojar—dije molesta—
—¿La perrita se enojó? —
Rio. Mientras tomaba su botella y se levantaba de la silla. Santiago apretó el puño. Estaba molesto y yo más. Tomé la piña colada y se la eché encima.
—Perrita tu madre, cabrón de mierda—grité—
—¿PERO QUE MIERDA TE SUCEDE? ERES UNA MALDITA PERRA—
Gritó, para luego empujarme. Caí inmediatamente al suelo. Santiago saltó la barra y lo empujó para luego ayudarme a levantarme. Todos giraron a vernos. Estaban sorprendidos. Y otros disfrutaban la escena.
—Yo que tú, pensaba antes de hacer eso—
Dijeron. Él solo rio. Me apoyé en el hombro de Santiago, ya que me doblé el tobillo por la caída y los tacos. Eran, realmente altos. Me dolía la columna.
—¿Por qué? Ella se lo merece—rio, sarcásticamente—
—Pero a mi chica no la tocas. Pendejo de mierda—
Gritó. Para luego lazarle un puñete. Aquel muchacho calló al suelo y todos soltaron un grito de asombro. Y la música se detuvo.
—¿PERO QUE MIERDA TE PASA? —
Gritó Madisson, mientras lo observaba. Calum levantó al chico. Tal vez sea su amigo o que. Ya que empezó a intercambiar palabras con él.
—QUE ESTE HIJO DE PUTA, EMPUJO A ____—
—Si lo hizo fue porque tal vez ella se lo buscó—le contestó ella—
—¿Estas bien? —me preguntó, yo solo asentí—
—¿VES LO QUE OCASIONAS? TODO ESTO ES TU CULPA. SIEMPRE DE REGALADA, ____ ¿NO TE CANSAS QUERIDA? —
Levantó la voz Madisson, mientras caminaba hacia mí. Sus palabras me enojaron. Tanto que me solté de Santiago para darle una bofetada.
—¿Regalada? Regala tú y no vuelvas a insultarme ¿Oiste? —
—A mí no me tocas. Perra—
Gritó, para luego devolverme aquella bofetada. Esta vez sí me enojó. Tomé aire y la tomé de los cabellos impactándola en el piso. Realmente estaba molesta. Olvidé completamente que estaba con vestido. Gracias a Dios, no se me lograba subir.—ME TIENES HARTA. ESTOY HARTA DE TU PUTO EGOCENTRISMO—
—Basta. Suéltala—
Indicó Song Kang, mientras me tomaba de la cintura y me quitaba de encima de Madisson. No se salvaría. Algún día la tendré de los cabellos y no habrá nadie para ayudarla. Nadie logrará que la soltara nuevamente.
—ERES UNA PUTA—gritó—
—ESTA PUTA SE QUEDÓ CON ALGO QUE TÚ NUNCA PODRAS TENER—
Dije mientras tomaba a Song Kang del brazo y lo apega más a mí. Ella solo me observó con odio. Sabía que le ardía al verme tan cerca de él.