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Tomé la lámpara y la lancé contra la pared, arranqué las sábanas de la cama y las tiré al suelo. La puerta se abrió de golpe, él vio todo a su alrededor, se acercó a mí y retrocedí.

—Puedo explicártelo.
—No, no tienes nada que explicarme. Todo está más claro que el agua.

Sequé mis lágrimas, él se acercó a mí; le empujé haciéndole retroceder. Golpee su pecho y el no hizo nada por detenerme, luego de parar y cansarme me abrazo, estrujándome contra su cuerpo, estaba hecha un mar. Recobré el aliento y le empujé más fuerte.

—¡Te odio!

Exclamé, el apretó los labios.

—¡Te odio! ¡Ojala nunca te hubiera conocido! ¡Ojala nunca hubiera resultado embarazada! ¡Ojala me hubiera matado!
—Tranquilízate.
—¡Que se tranquilice la zorra de tu secretaria!

Levanté la voz, tomé una maleta de debajo de la cama y la coloqué encima, caminé hacia la cómoda y empecé a sacar la ropa y a meterla, como sea. La tiraba con tal rabia, Kang me tomó de la muñeca e hizo que el viera.

—¿Qué haces?
—Me voy...
—No, no lo hagas.
—¡No quiero estar aquí!
—¡No!

Gritó, me dio un leve empujón y tomó su cabeza en sus manos.

—¡No! ¡No! ¡No!

Ignoré sus gritos y seguí sacando mi ropa, me di media vuelta y le vi sacando lo que acababa de empacar.

—¡Deja mi ropa!
—¡No te irás! ¡No te dejaré irte!

Exclamó, me acerqué y alejé la maleta de él. Él levantó la vista, estaba molesto.

—No quiero saber de ti... nunca más.
—No me hagas esto... No tú.

Susurró. Tiró la maleta al suelo y me tomó de la playera, me jaló hacia él, tomó mi rostro con ambas manos y me besó.

—Kim... no me dejes.

Di un paso hacia atrás ¿Él acababa de llamarme Kim? ¿Dónde escuché ese nombre? Traté de recordar, mi mente empezó a retroceder en el tiempo. Ya lo recuerdo, fue cuando empecé a salir con él, era una de sus ex's. Dijo que murió en un accidente, pero Jojo me contó otra parte de aquella historia.

—¿Kim?

Kang hizo un gesto.

—¡Acabas de llamarme Kim!
—No...
—Lo hiciste.

Me agaché tomé la maleta y empecé a meter la ropa la cual estaba tirada en el suelo, sentí un dolor en la cabeza. Él me tomó de los cabellos y me jaló hacia atrás, me levantó del brazo y me impactó en la pared. Me quejé, ante el golpe y el dolor.

—¡Suéltame!
—Trate de ser más paciente, pero no puedo... ¡Cruzas esa maldita puerta y no vuelves a ver el puto sol nuevamente!

Señaló, quité su mano de mi brazo y le vi fijamente.

—¡Vete a la mierda!

Su mano impactó mi mejilla, haciéndome caer al instante. Me tomó de los cabellos e hizo que me levantara.

—¡No te irás! ¡No con mi hijo!
—¡No es tuyo!

Él se quedó perplejo, no hizo nada o dijo nada.

—¡No es tuyo! ¡Es mi hijo! ¡Yo lo llevo dentro! ¡Decido por él! ¡No tú!

Me tomó del cuello y apretó su mano, el oxígeno no llegaba a mi cerebro; le mordí el brazo y el me soltó y gritó. Corrí al balcón y me trepé en él.

—¡Bájate de ahí!

Ordenó. El aire resopló en mi cara era bueno tener un balcón, y más si era la única salida que tenía. Miré hacia abajo, y todos eran miniaturas, reír por un momento. Me veía más grande, más fuerte.

—¡Joder! ¡Bájate de ahí!
—¿Escuchas eso? Es momento de irnos, seremos libres pequeño.

Me toqué el vientre y sonreí, libre. Por fin ¿Por qué fui tan imbécil? ¿Por qué ignoré a aquellas personas las cuales me advirtieron de él? Me incliné hacia adelante pero una mano me hizo hacia atrás. Golpee su pecho, me tiró a la cama y me rodeó con sus brazos.

—No, por favor...
—¡Suéltame!
—______.
—Te odio...

Susurré, Song Kang bajó su cabeza hasta mi estómago, levantó mi playera y besó mi vientre, entrelazó muestras manos.

—No me dejes, no lo soportaría.
—Tú no me amas.
—Te amo, como no tienes idea. No me dejes, no quiero sentir ese vacío nuevamente.

No dije nada, subió nuevamente, quedamos a la misma altura.

—No quiero. El dolor sería el doble, por favor. No te vayas.
—No puedo, ya no puedo con esto.
—Sí, sí puedes.
—No.
—¿Por qué eres tan perfecta? Tú... ¿Tenías que ser tú? Nadie logró tenerme de esta forma, cuando te vi mi mundo se detuvo; no quería acercarme a ti, pero no podía. Eras como un imán, había esperado tanto por ti. Y ahora que te tengo...

Llevó su rostro a mi cuello y me beso.

—No soportaría perderte, perderlos. Tú me das las cosas que quiero cuando menos me lo espero, el aire que respiro, eres todo lo que tanto buscaba y yo creía que no existía. A veces pienso que eres el cielo que jamás podré tocar...
—Eres imposible.
—Ya lo sé, perdóname. Por pensar solo en mí, por amarte; _______ eres la vida que siempre quise para mí.
—Déjame verte.

El levantó el rostro. Secó mis lágrimas con su dedo pulgar.

—Muy tarde me di cuenta de que eras todo para mí... ¿Qué hiciste conmigo?

Preguntó en un susurro.

—¿A qué te refieres?
—Es como si me hubieras hechizado. No soporto verte con otra persona que no sea yo, no puedo estar lejos de ti por más de diez horas, vivo con el temor de que un día vuelva y no te encuentre. Me obsesioné... Estoy completamente obsesionado contigo.

El recuerdo del baile del trabajo de mi padre se me vino a la cabeza, recuerdo haberle hecho una pregunta. Pero Calum nos interrumpió y nunca llegó a responderme. Tal vez ya era tiempo de que lo haga, pasé la palma de mi mano por mi nariz, limpiando los mocos que salían de allí, no era nada higiénico; de eso estaba segura.

—¿Amor o Obsesión?

Pregunté, él se quedó en silencio por unos segundos y sonrió, se inclinó y besó mis labios.

—Ambos.

Solté una leve risa, me tiré encima de él y le observé. Aquellos ojos, los cuales desde el primer día me hipnotizaron, aquellos labios, los cuales me atraparon más de una vez. Y aquellas manos, dedos; los cuales no solo me colocaron un anillo en el dedo anular.

—Te amo.
—Yo más.
—¿Juntos?
—Siempre.

¿Amor O Obsesión? (SONG KANG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora