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Di un mordisco al helado que llevaba en mano, sentía el sabor a fresa recorriendo por mi garganta. Era realmente satisfactorio, Kang tomó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos. Bajé mi mirada a nuestras manos y sacudí mi cabeza, quitando un mechón de mi rostro. Él rio y llevó su mano a mi cara, tomó el mechón y lo colocó detrás de mí oreja, le regalé una sonrisa.

—¿Estás bien?
—Sí.
—¿Me dirás por qué saliste tan... molesta?
—Pelee con mi madre, pero... no quiero recordarlo.
—¿Por qué pelearon?
—Por ti.
—¿Por mí?

Preguntó confundido, haciendo una mueca. Yo asentí. Di el último mordisco al helado y boté el delgado palo en un basurero que había cerca.

—Quería llevarte a casa, pero—suspiré—no cree que sea buena idea. Ya sabes por lo de papá.
—Oh.
—A veces tan solo desearía irme de casa e irme a vivir contigo... lejos. Muy lejos.

Susurré, solté su mano y di unos pasos hacia la banca que estaba en frente de nosotros. Me senté y miré mis dedos. Sé que eso era algo imposible. Ya que en menos de dos semanas me iría... para siempre, o eso creo. No me agrada la idea de dejar a Kang ¿Y si se enamora de otra? ¿Sí se olvida de mí? No, podía ni imaginármelo con otra mujer, teniendo hijos. Claro que no.

—¿En serio lo harías?

Preguntó, sentándose al lado mío.

—¿Qué?
—Irte conmigo.
—Claro que sí.
—¿Y tus padres?
—¿Ahora? Solo me importas tú...

Susurré. Él sonrió, tomó mis manos y me levantó de la banca de un jalón. No entendía, nada. Empezó a jalarme por el parque ¿Y ahora qué?

—¿A dónde vamos?

Pregunté confundida. Él solo me sonrió. Caminamos por más de cinco minutos, estábamos frente a una joyería. Me quedé mirando el letrero, por unos segundos. Ya que Kang me metió rápidamente.

—¿Qué hacemos aquí?

Dije en un susurró.

—¿Podría mostrarme aquel brazalete?

Preguntó a la mujer que no le quitaba la vista de encima, desde que atravesó la puerta. Ella asintió. Vi como estaba de nerviosa, y las mejillas se le tornaron rojas, al hablarle. Es mío, perra. Es mío. Así que ni le veas.

—¿Y?

Sacudí mi cabeza y quité la mirada de la tipa, fijé la vista en Kang quien sostenía un hermoso brazalete. Era de oro, en ella colgaban unos hermosos diamantes—al rededor— Se veía cara, demasiado, driría yo.


—¿Te gusta?
—Es hermosa.

Sonreí. Levanté la vista hacia Kang, quien traía una sonria de oreja a oreja.

—¿Cuánto vale?

Pregunté.

—$1.000

Contestó la mujer, yo solo observé a Kang. Mil dólares, por un brazalete ¿Podrá pagarlo? Realmente no lo sé, solo negué y se lo entregué a la chica y salí de ahí. Me quedé parada en una esquina, esperando a Kang. Quien llegó a los dos minutos.

—¿No te gustó?
—Sí, pero es muy... cara.
—Claro que no, solo son mil dólares.
—¿Solo? De dónde sacarás el dinero, Song Kang.
—Eso no importa.
—A mí sí, no quiero que gastes en mí. Y menos esa cantidad de dinero, en solo un brazalete.
—¿Y tus brazaletes?
—Mi padre me los compra, él trabaja. Tú no,
—Vamos ______. Puedo comprarlo.
—No, vamos que la tipeja no te quita la vista de encima. Desde que entramos.

Indiqué, mientras la veía por el gran vidrio que cubría el mostrador de las joyas. Yo solo enarqué una ceja y ella me sonrió incrédula.

—Me pidió mi número—sonrió—
—¿Es una broma no?
—Sí, deberías de haberte visto la cara.

Rió, le di un leve golpe en el hombro. Tomó mis manos, y me atrajo a él. Colocó su dedo pulgar e índice en mi barbilla y besó mis labios. Hundí mis dedos en su cabellera, haciendo el beso más intenso. Me separé de él y lo abracé. La tipa aún nos veía, tenía el ceño fruncido y yo le saqué la lengua. Es mío, puta.

—Así que me utilizas para sacarle celos a Sofía.
—¿Sofía?

Pregunté confundida. Di un paso hacia atrás y me crucé de brazos, mientras lo veía fijamente.

—Solo intercambiamos palabras, ______. No es para tanto. Oh mira está oscureciendo, será mejor que te deje en casa ¿Creo que tenían una cena no?
—No me cambies el tema, Song Kang.
—Solo fueron palabras.
—Con tal que no hayan sido números.

Dije entre dientes, el solo rio. Colocó su mano encima de mi hombro y me apegó a él. Para caminar hacia su coche, que estaba a unos treinta pasos de nosotros.

***

—Mañana, a las diez.

Indicó, yo asentí. Besé sus labios y bajé del carro, giré a verle nuevamente. Me mando un beso para luego guiñar un ojo, le sonreí y entré a casa. Escuchaba risas, me detuve y giré mi cuello hacia el lado izquierdo, y ahí estaba mi padre en el sofá conversando con Julia y mi madre. Lo que me fue más raro, fue no ver a Jason. Me despedí de todos con 'Buenas noches' ya que no planeaba bajar nuevamente, subí a mi pieza. Pero me di con la sorpresa de que alguien más estaba en mi cama.

—¿Qué haces aquí?
—Necesita un lugar tranquilo. No estar alrededor de tíos recordando viejos tiempos.
—¿Qué te pasó?
—Maduré.
—No, no lo hiciste. Eres... antipático ¿Sabes?
—Me tiene sin cuidado lo que digas.

¿Amor O Obsesión? (SONG KANG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora