Susurré al verlo salir del hotel, miraba a ambos lados con desesperación; como si buscara algo o alguien. Claro yo... estaba molesto podía notarlo en la mirada y en como respiraba. James se dio cuenta del temor que tenía, se quitó la chaqueta; colocándola encima de mis hombros.
—Hazte una cola
Ordenó tomé la liga de mi mueca e hice caso.
—Tomaré esto, gracias.
Sonrió a aquel hombre, James tomó el gorro y lo colocó en mi cabeza. Acomodé bien mi cola.
—Ten, baja la mirada y trata de cubrirte con el periódico.
Indicó, alcanzándomelo; lo tomé y a medida que nos íbamos acercando hice lo que dijo. Posicionó su brazo encima de mi hombro.
—Kang
Saludó James con la cabeza.
—¿Viste a ______?
Preguntó exaltado. Él negó, Song Kang gruñó y salió, yéndose quién sabe a dónde... di un suspiro, si me hubiera vito. Habría golpeado a James, ya que no le gustaba verme con él. Entramos al ascensor y presionó el botón cinco, al llegar salimos de este y entramos a su departamento.
—Está más molesto que nunca ¿Por qué pelearon ahora?
—Me engaña James. Dice que es una amiga... pero ya no le creo.
—¿Por qué no lo dejas?
—Será para que me mate.
—Tal vez no sepa controlarse pero no creo que haga eso ¿Acaso te volvió a pegar?Tragué saliva, antes de contestar. Colocó su mano en frente de mi rostro negando la cabeza. Me quité la casaca de este, levanté las mangas de mi polera. Enseñando mi antebrazo, tenía moretones. Tomó mis muñecas y vio las marcas que tenía alrededor de esta.
—¿Solo eso?
—No, hay unos en la espalda y piernas.
—¿Y tu familia? ¿Por qué no te vas con ellos?
—No he vuelto a ver a mis padres desde que vine aquí.
—Aun no entiendo como llegaste a casarte con él.
—Ya te conté todo.
—Sí, pero... aun lo hacía y no le dejaste. Eres, eres masoquista _______.
—Tal vez.
—Si sigues con él. Te matará... a golpes.
—Igual tendré que morir algún día.
—Si pero no a esta edad ¿Qué te gustaría comer?
—Me conformaría con un jugo y galletas.
—¿Jugo y galletas?Preguntó no muy convencido. Asentí sonriente.
—Eso no te alimentará lo suficiente.
—Vamos, estoy antojada de jugo de fresas y galletas.
—¿Antojada? ¿Estas embarazada?Dijo espantado. Negué ¿Embarazada? Claro que no.
—No.
—¿Segura?
—No eh tenido relaciones con Song Kang, no desde aquel día...
—Entonces jugo y galletas.Sonrió, qué bueno que cambió el tema y aceptó. Sabía que ese tema me deprimía y terminaba siempre en llanto. Sacó las fresas del refrigerador, lavó sus manos y fresas. Quitó las hojas botándolas, echó las fresas a la licuadora, aumentó agua, leche y azúcar. Para encenderla, al cabo de unos minutos ambos nos encontrábamos en el sofá con un vaso en mano y el plato de galletas en medio de nosotros dos.
—Me alegra haberte conocido, eres mí único amigo y claro el único que me entiende.
—Cuentas conmigo, y lo sabes.Sonrió, yo asentí.
—¿Qué hora es?
—Las ocho.
—¿Qué?Exclamé sorprendida ¿Tan rápido pasó el tiempo?
—Debo irme, Song Kang llegará pronto y será mejor que esté ahí.
—Cualquier cosa no dudes en buscarme.
—Lo tendré en cuenta. Gracias.Me puse de puntillas y besé su mejilla, para salir de allí. Inhalé bastante aire, saqué el juego de llaves que me dio Song Kang y abrí la puerta, la cerré y caminé hacia la mesa del comedor; las dejé ahí. Vi una figura a lo lejos, sentada en un sofá con el rostro gacho y las manos cubriéndolo.
—¿Dónde estabas?
Preguntó, no respondí le di la espalda y me dirigí a mí... nuestra habitación. Quite las converse y me tiré a la cama. La puerta se abrió, cerré los ojos; tal vez si me hago la dormida se vaya. El colchón se hundió, estaba al lado mío; ahora.
—¿Me hablarás?
—No.
—Lo siento.Susurró en mi cuello, giré a verle. Acarició mi mejilla con su dedo pulgar; rozó sus labios con los míos. Me hice hacia atrás y tan solo negué.
—No por favor.
—______...Dijo suavemente, tomándome de la cintura; gemí ante el dolor.
—Déjame ver.
—No. Déjalo así.
—Yo... lo siento, no quise golpearte.
—Shh... solo, no te vayas.Supliqué acurrucándome en su pecho. Besó mi cabello y nos quedamos así, dormidos. Me desperté de un susto, otra vez aquella pesadilla; empezaba a asustarme ¿Podría ocurrir? ¿Kang podría matarme? Giré mi cuello y como era de esperarse, Kang no se encontraba. Tal vez ya fue a trabajar, quité las sábanas de mi cuerpo, tenía ganas de desayunar un sándwich de pollo y jugo de fresas ¡Amo la fresas! Cuando recordé que la licuadora estaba guardada en el closet de mi habitación, no guardábamos más que algunas cajas que Christian mandó. Son cosas Song Kang y claro algo que no usábamos, además teníamos un armario y una cómoda, no necesitábamos aquel closet.
Tomé la perilla y no habría, mierda. Kang tenía la llave ¿Qué esconderá? Ya que siempre que trataba de abrirla, se ponía nervioso y se enojaba ¿Acaso ocultaba algo de mí? Tal vez debería hablar con él... no eso no es bueno. Decidí comer yogurt con cereal y ver algo de TV. Ya que no trabajaba, según Song Kang él era el hombre y él traía el dinero a casa. No tenía amigos sólo James, quién también trabajaba. A veces venía en su tiempo libre y solía buscarme, para conversar. Decidí ir de compras, debía de comprar frutas y unos que otros pastelillos. Sí, pasteles; tomé la llave de dónde la dejé. Cogí mi bolso y salí directo al supermercado más cercano.
Tomé un carrito de la gran fila, caminé por cada pasillo metiendo un producto o dos; lo que necesitaba. Me detuve en una gran fila de galletas, ojala estén las que me encantaban. Y sí, pero muy arriba, me puse de puntillas, tratando de alcanzar pero me fue imposible.
—Cuidado.
Dijeron tras mis espaldas, caía en sus brazos y jadee ante el roce de su antebrazo en uno de los moretones de mi espalda.
—¿Te encuentras bien?
—Sí.Afirme, levantándome. Me sonrió y tomó el paquete de galletas con tal facilidad; para alcanzármelo. Le dediqué una sonrisa de agradecimiento y seguí con las compras. Eso estuvo cerca.
***
—¿Dónde estabas? Y no digas que no saliste por qué llamé a casa y no contestabas.