Capítulo 3

434 28 0
                                    

Scarlett

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Scarlett

Sigues con la mala postura, Ryzhaya —me reprende Alek, quitándose el sudor de la frente con el antebrazo e intentando normalizar su respiración.

Maldita sea —refunfuño, enojada.

Llevamos horas entrenando y sigo sin poder hacer esa jodida llave. Necesito lograrla pronto o volverán a alejarme de mi tríada como castigo. Le pedí ayuda a Alek y, pese a que me gusta pasar tiempo con él, esto no está funcionando para ninguno. Alek siempre será más avanzado que yo por el simple hecho de que sus entrenamientos empezaron cuando él era más joven y lo presionan muchísimo más por ser sobrino de uno de los socios de la institución. Es increíble.

Golpeo otra vez el saco, con la ira viajando por mis venas, y la rabia me quema por dentro. Estoy tan frustrada, tan cansada de esta maldita rutina. No sirvo para esta institución. Siempre me quedo atrás. No fui hecha para estar aquí y ya se está haciendo evidente. No importa cuánto me entrenen, no logro nada.

Probemos de nuevo —insiste el ruso, viéndome con esos ojos verde oliva que a veces me hipnotizan de formas indescriptibles.

No —espeto, molesta.

Vamos, Ryzhaya —pone cara de pocos amigos—. No puedes rendirte.

A la mierda con eso —uso un tono brusco y severo—. Estoy harta.

Scarlett, te creí más fuerte que esto —verbaliza, negando en señal de reprobación—. Es una llave de lucha. ¿Qué tan difícil puede ser? Solo debes esforzarte más y dejar de frustrarte tanto.

Dijo el consentido de los instructores.

No me vengas con esas estupideces —farfulla, con el ceño fruncido—. Sabes bien que me educaron de la misma forma que a ti y, de hecho, fue peor. No me vengas con esas excusas. Así son las cosas aquí.

Sí, créeme que lo tengo muy claro.

Volteo y se pone en posición. Empiezo a lanzar golpes por doquier. Estoy enojada, cansada. Ya no quiero pensar en malditas llaves y formas de combate. Quiero solo un día para descansar de este infierno estúpido. Sin embargo, Alek logra detenerme y me aplica la misma llave que se supone que debo aprender. Caigo al suelo bocabajo y mi frente da contra el suelo.

—Deja de lamentarte de ti misma y muévete —se pone de pie delante de mí y me ve con dureza—. Te conozco, Scarlett. Tú no te rindes. Hemos pasado situaciones similares miles de veces y lograste salir de ellas. Estás actuando con debilidad, estás compadeciéndote de ti como si los demás no pasaran lo mismo que tú. Estamos todos en el mismo hoyo y lo que te sucede es algo que nos ha pasado a todos en este lugar —resopla y odio ver la decepción en sus bonitos ojos verdes—. Estás siendo débil, y tú sabes muy bien lo que le pasa a los débiles en nuestro mundo. No sé qué carajos te sucede últimamente...

Víbora [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora