Capítulo 29

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Scarlett

Empujo a Alek contra la pared, enfadada.

—¡Quieres joderlo! —acuso, con las venas ardiendo en ira.

Alek entorna los ojos y suspira, como si tuviera todo el tiempo del mundo para responder.

—¿Tanto se me nota?

Me paso una mano por el cabello, agobiada.

Estamos en la casa del idiota del Boss. Vinimos a causa de que, según él, podemos planear aquí el ataque a quien sea que intenta acabar con la vida de los reyes de la mafia rusa y albanesa. Tiene la idea de invitarnos a quedarnos gracias a que cree que su casa es más segura que la de Nikolla. Y Sebastian está en las nubes. En verdad cree que se ha asentado en la gracia del ruso, y se siente con toda la confianza del mundo, como si fueran amigos de toda la vida.

Nikolla está manejando esto mal. No me escucha. Se convenció de que Alek es alguien en quien se puede confiar. No sé si se da cuenta que estamos en la mafia, que aquí pocos son leales y los otros son gente de Alek, por lo que al único que le rinden cuentas es a él.

Van a joderse a Sebastian con ganas, y el idiota se niega a escucharme.

—Sería una invitación inocente, Ryzhaya —deja caer sus hombros, fingiendo desinterés—. Por supuesto, el cuarto de Nikolla estaría en el otro extremo de la tuya.

—¿Quieres controlarme? —pongo mala cara—. ¿Eso quieres? ¿evitar que me lo siga follando, o saber lo que hago a cada segundo del día?

—Todas las anteriores.

—¡Esto no es un puto juego, Alek! —exclamo con la frustración que me genera entender que se lo toma de broma—. ¡¿Puedes tomarte esto en serio, joder?! ¿Te das cuenta de lo que estás haciendo para tenerme controlada? ¡Deja de creer que esto es divertido y ve la realidad!

—Nunca he tomado nada de lo que tiene que ver contigo a la broma, Scarlett —su expresión juguetona se enseria, y sus orbes verdes se oscurecen—. No hago esto por ti. Lo hago porque quiero buscar el punto débil de Nikolla, y el que crea que somos amigos me da el tiempo para hacerlo. Cuando lo consiga, podré tenerlo bajo mi poder y sus negocios van a ser míos. Rusia va a ser mía por completo cuando elimine el resto de clanes o los controle —apoya su cabeza contra la pared—. Te lo dije y te lo repito; quiero joderlo, quiero sacarlo del juego, quiero destruirlo y este es el primer paso para lograrlo. Te lo advertí, e incluso te mencioné que, si ibas a estar de su lado, te aseguraras de ayudarlo. No me voy a tocar el corazón por nadie. Llegué hasta aquí jugando sucio, y así me voy a mantener.

Se aproximó a mí, dejándome contra la pared y encerrada.

«Y sí. Los quiero bajo mi techo para poder cortarle las manos cuando se atreva a tocarte. Y me importa una mierda si te parece bien o no. Te lo dije hace años; no dejaré que nadie robe lo que es mío, y tú eres mía desde el maldito momento en que todo comenzó —su aliento se mezcló con el mío, y fruncí el ceño—. Asesiné el primero, ¿por qué no habría de asesinar al segundo?

Lo empujé con fuerza.

—¿Quién te crees como para decidir con quien puedo meterme o no?

—El hombre que amas, Ryzhaya.

—Sigues siendo un imbécil, Alek. Y estoy harta de tus juegos.

—Entonces acábalo —coloca sus brazos uno a cada lado de mi cabeza, y me veo mareada por su perfume, por su aroma, por su cercanía. Mi cuerpo responde, se me seca la boca al recordar el beso de hace horas y la forma en que todo se siente a su lado—. Vamos. Llama a tus jefes, diles que estoy vivo y cuéntales lo que planeo. Sal de aquí y avísale a Nikolla que quiero destruirlo para quedarme con sus tierras. Si tanto te harta el asunto, ponle fin en vez de quedarte mirando como una espectadora.

Víbora [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora