Capítulo 5

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Scarlett

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Scarlett

—¿Por qué sigues despierta y... vestida así? —inquiere Sky, refregándose los ojos con somnolencia y con su cabello alborotado.

—Saldré con Alek —cuchicheo, entusiasmada y sin poder quedarme quieta.

Sabes lo que pasará si descubren que ustedes dos... se ven, ¿verdad? —Nate hace una mueca—. Van a mover a Alek a una institución en otro país, y a ti van a asesinarte. Las relaciones están prohibidas, y más con compañeros de la organización.

Nadie va a enterarse, Nate —reitero, con una sonrisa inmensa y borrarla no es una opción para mí—. Estaré bien.

¿Y qué se supone que van a hacer? —Sky sube y baja sus cejas, insinuante.

Jugar cartas, Sky.

No entiendo cómo soportas que te toque —mi hermano simula un escalofrío—. A nadie aquí le gusta que lo toquen.

Alek no fue criado como nosotros —verbalizo, recostándome y mirando al techo—. A diferencia de nosotros, nunca le dijeron que el contacto humano está mal. Es raro, no le molesta ni incomoda. Y a mí... me gusta su toque, no el de los demás.

Asqueroso —masculla, con un mohín de disgusto—. ¿Y si la instructora llega a saber que... la manipulación no sirvió contigo?

Fingiré. Para el resto, soy como ustedes y fingiré que no soporto que me toquen de esa manera.

Dos golpes suaves se oyen en la puerta y mi corazón da un brinco. Dios, estuve todo el día pensando en esta salida y estoy bastante nerviosa. Lo bueno es que tengo la suficiente confianza con Alek como para estar tranquila a su lado. Nos conocemos hace años, y confío en él tanto como en Nate y Sky.

La verdad ni siquiera me arreglé demasiado. Voy como siempre, y me gusta. Siento mi pulso ir a mil por hora y se me atasca la respiración cada cuánto. Me muerdo el labio para reprimir la gran sonrisa que quiere salir.

Me voy —expongo, exaltada.

Que no vayan a atraparte, manzanita —advierte Nate, volviendo a cubrirse con el edredón y perdiéndose en su sueño.

Me despido de Sky y salgo de la habitación. Afuera, los pasillos están oscuros y silenciosos. Distingo la figura de Alek apoyado en la pared y con un cigarro en su mano. Tira el cigarro al suelo al verme y entrelaza su mano con la mía, provocándome cosquilleos en el cuerpo y que quiera chillar como niña que comió muchos dulces.

¿A dónde se supone que vamos?

Tengo algo para ti —anuncia en tanto avanzamos por los vacíos pasillos.

Entre risas, subimos las escaleras y Alek casi resbala tres veces gracias a la falta de luz. A esta hora, todos están dormidos y en sus habitaciones. Y está prohibido vagar tan tarde. De cualquier modo, Aleksander y yo nunca hemos seguido las reglas, partiendo por el hecho de que no deberíamos ser amigos, ni vernos a solas, ni salir del complejo, y muchas otras cosas que, sin importar nada, las hacemos.

Víbora [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora