Capítulo 10

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Michael

Al despertar, un horrible dolor de cabeza me hace estremecer y me obliga a quedarme quieto.

Abro los ojos con lentitud, sintiéndome en exceso mal. Siento que ni siquiera puedo moverme o voy a vomitar. La cabeza me da vueltas, unas fuertes náuseas atacan mi estómago y me arde la garganta al sentirla tan seca. Hago una mueca adolorida cuando acabo de incorporarme, reprimiendo las ganas de vomitar.

¿Qué demonios pasó?

Me encuentro acostado en la cama, sin camiseta y con los pantalones y zapatillas puestas aún. La luz del sol que ingresa por la ventana ilumina el cuarto y hace que los ojos me ardan, por lo que los cierro unos segundos. Trato de recordar lo que sucedió anoche y cómo fue que terminé aquí. Punzadas de dolor emergen por mi cuerpo, las entrañas se me revuelven y creo que vomitaré en cualquier momento.

Las imágenes que pasan por mi mente son borrosas, y en cierto punto se cortan por completo. Recuerdo... estar en la fiesta que hice, bebiendo y... drogándome con André y otros amigos. Luego... vi que Scarlett y sus hermanos llegaron. La... ansiedad y el nerviosismo me ganaron, y traté de quitarme el miedo a través de drogas y alcohol. Pésima idea, por cierto.

Ahí... se me empezó a nublar la mente y hay algunas lagunas. Fui a hablar con Scarlett y no recuerdo mucho de esa conversación. Ella... me invitó a bailar y... cedí, o eso creo. La sangre me hierve al recordar que André y el resto de idiotas no dejaban de comérsela con la mirada, y el imbécil de André, el que siempre me repetía que me alejara de ella, le puso las manos encima. Imbécil hipócrita.

Lo siguiente es que bailamos un buen rato. Joder, fue más rápida que yo y evitó cada uno de los besos que intenté darle. De todos modos, bailar con ella fue un jodido privilegio. Se veía hermosa y nada que decir sobre su cuerpo. Me enloquece. Me dejó tocarla, pero eran toques fugaces y nada certeros. Moría por llevármela de ahí y poder devorarla sin divagaciones.

Desde ahí, ya no estoy seguro de nada.

Subimos a la segunda planta, la besé y... laguna. No sé qué sucedió en... ese lapso. Sigo... entró a la habitación, vio el cuadro que estaba pintando y... me empujó a la cama para trepárseme encima. Es lo último que recuerdo; ella sobre mí y quitándome la camiseta. Después de eso, todo se me oscurece.

Joder, fui tan imbécil.

Llevo semanas tratando de acercarme y, cuando por fin logro algo, caigo en la inconsciencia por culpa de las drogas. No sé si es mala suerte, o de verdad soy idiota. Perdí la maldita oportunidad de hacer más que hablar con ella. Aunque la desgraciada no me permitió probar sus labios, y juro por mi padre que quería besarla. Si pude tocar más allá de su cadera y cintura, no lo recuerdo.

Soy un maldito tarado.

Despacio, me levanto y por poco no me caigo. Camino al baño, me veo al espejo y mi aspecto era lamentable. Había ojeras bajo mis ojos, mi cabello permanecía desordenado, me veía pálido y apestaba a alcohol. Qué horrible. Me tiro agua al rostro para tratar de despertar mejor y...

Vomito.

En fin, me dolió el abdomen por la fuerza y sentía que la cabeza me iba a estallar. Lo único que quería era tirarme a dormir y que el dolor desapareciera. Me sentía terrible. Me lavé los dientes y volví a la cama. ¿En qué momento se habrá ido Scarlett? Maldita sea, que vergüenza. Me debe creer un novato que no sabe controlarse. Ella tan madura y seria y yo tan inmaduro y aniñado. Además, el que esté aún flechada por su ex novio, Aleksander, no ayuda. Ese ruso debe haber tenido más tacto y haber sido más astuto para dejar a una mujer como Scarlett así de enamorada.

Víbora [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora