Capítulo 44

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Scarlett

Aleksander ni siquiera me suelta, a pesar de ser consciente de que Nikolla nos ha pillado.

Giro la cabeza y encuentro al albanés en la entrada. Aprieta tan fuerte los puños que sus nudillos se vuelven blancos, tiene la cara roja de ira, venas se marcan en su cuello y capto la tensión en sus músculos, incluso sus latidos se han vuelto fuertes. Aleksander lo mira como si no le importara que lo sepa, y debo admitir que me preocupa que lo haya descubierto. No era parte del plan.

Fue nuestro error, y debo afrontar las consecuencias. Fui poco precavida al llegar y besarlo aquí, sabiendo que estaba Nikolla y Zamir cerca. Lo arruiné solita. Ahora me toca cargar con ese peso. Tengo que hacer que Sebastian vuelva a caer, mantenerlo callado y esperar a que su furia no sea demasiada como para revelar esto a la organización. Eso me destruiría y no solo a mí, sino que a mis hermanos conmigo y es posible que a Aleksander también, puesto que les diría con quién rompí la regla. Se enterarían de que no está muerto.

Mi estómago se revuelve y el pecho se me aprieta al pensar en los posibles escenarios que pasan por mi mente. Me obligo a mantenerme estable, pensar con claridad y buscar la manera de arreglar esto. Debo manipular a Nikolla para que no diga nada. Maldita sea, puede ser un gran problema y solo me arrepiento por el hecho de que mis hermanos pueden salir afectados. Debí pensar en eso antes de arruinarlo.

Bueno, el error está hecho. Solo me queda pensar en la manera de solucionarlo y lidiar con ello.

—¡Respondan, malditos traicioneros! —exclama, su grito furioso resonando por las paredes de la casa—. ¡¿Qué demonios han hecho?!

—¿Qué les sucede? —Zamir ingresa corriendo, alertado por los ladridos de su primo. Nos enfoca con la confusión clara en su rostro y frunce el ceño. Mierda, él lo sabrá de igual modo.

—Pasa que, al parecer, Scarlett se ha estado tirando a ese hijo de puta —brama Sebastian, el veneno destilando en su voz. El chico abre los ojos de par en par y una punzada de dolor me afecta al ver la decepción y desilusión en sus rasgos—. ¡¿No es así?! ¡Nos han estado viendo la cara a todos!

—No a todos. A ustedes sí, a los otros no —comenta Aleksander, imperturbable. Dios, tenía que escoger este momento para burlarse de Nikolla.

—¡Cierra la puta boca! —el enojo hace que sus ojos centelleen. Me observa con repulsión y desdén, rabia pura—. ¡¿Con este imbécil te perdiste en el club?! ¡¿Por eso desapareciste?! ¡¿Estabas follándote a este?!

—Sí —es lo único que digo.

El que lo confirme parece aumentar su dolor. Zamir agacha la cabeza, como si no se lo creyera, y trato... de saber qué hacer. Este error puede costarme la vida si no sé manejarlo.

—Por eso te alejabas tanto, ¿verdad? Simulabas estar de nuestro lado a la vez que te dejabas usar por este bastardo. Me esperaba algo mejor de ti, la verdad. En ningún momento pensé que caerías tan bajo. De cualquier modo, eres una...

—Mucho cuidado con lo que vas a decir —el tono de Alek se vuelve firme y mordaz en el instante en que me suelta y se gira a ver Nikolla—. Fáltale el respeto y te haré pedazos.

—¡¿Y quién mierda eres tú para venir a insultarme?! —da tres zancadas y acaba cara a cara con Aleksander. Ambos se desafían con la mirada, y están a nada de agarrarse a golpes. Zamir trata de interponerse, mas no consigue nada frente a dos tipos tan grandes y fuertes como Alek y Nikolla. En cualquier momento le saldrá humo por las orejas al albanés—. ¿Para eso te acercaste? ¿para apuñalarme por la espalda al final? ¿querías quitarme a Scarlett?

Víbora [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora