Capítulo 48

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Sky

Di otra vuelta más en la cama, sin encontrar lo necesario para seguir durmiendo.

Maldita sea.

Estaba odiando la agudizada y desarrollada audición que poseo. Anoche me costó horas lograr dormirme, puesto que no paraba de escuchar los gemidos de Scarlett con Aleksander. Nuestras habitaciones ni siquiera están cerca. La de ellos se ubica en el tercer piso, por la otra ala, mientras que la mía está en el segundo. Mal día para tener audición super desarrollada.

Me enfurecía escucharlos platicar y conversar por horas como si vivieran en una nube, como si no hubiera cientos de problemas a punto de caernos encima. No les importaban las consecuencias de lo que estaban haciendo, ni los que iban a salir dañados en tanto no pusieran una barrera entre ellos y se alejaran de forma definitiva. No lo entienden. Son tan egoístas que no ven más allá de su burbuja de felicidad.

Eso no va a continuar. No lo permitiré, y menos... sabiendo que Scarlett carga con un bebé en su vientre, si no es que no lo ha abortado. Es tan descuidada y tonta que permitió que eso pasara, sabiendo los riesgos que va a sufrir ese niño o niña. Scarlett no puede seguir adelante con ese embarazo, eso significaría ponernos una diana en la espalda a cualquiera de nosotros, en especial a Nate y a mí, aunque a Nate no parecía importarle. Últimamente luce como idiota yendo detrás de Megan.

Llegar aquí fue un error. Los he perdido a los dos. Scarlett cree que vivirá feliz por siempre con Alek y Nate, mi hermano quien odiaba el contacto humano, le ha aparecido la curiosidad y se anda besuqueando con Megan como dos adolescentes descarriados. No permitiré que ese caos me salpique. Ellos no van a quedarse ni dejar la organización. No es lo correcto.

Acabaré con esto de una buena vez y todo volverá a ser como antes.

Abrumada y frustrada, me levanté y fui al baño para darme una larga ducha. Al finalizar, me coloqué ropa cómoda, dado que no pretendía salir. Saqué unas pocas cuchillas para afilarlas y bajé a la sala de estar que se ubica junto a la cocina. La oscuridad y el silencio eran intensos, considerando que son las 8 de la mañana. Era poca la servidumbre que paseaba por la casa y los voyevikis trabajaban y tenían sus cuartos en el gran y bien cuidado sótano. Bueno, en la parte que no era para torturas.

Me senté a los pies de la escalera y empecé a afilar las cuchillas, mi mente trabajando a mil por hora. Me he mantenido alerta, esperando que los de la organización se mantengan alejados de Rusia y al margen de esta misión. No nos convendría nada que, de la nada, lleguen a la sede que se ubica en este país y hagan más interrogantes de las normales. Soy la única preocupada de eso, porque ni a Scarlett ni a Nate parece importarles.

Traidores.

Estoy tan enojada y furiosa que soy capaz de destruir las dagas con la mano. Parezco una maldita niñera cuidando de dos idiotas que no debería cuidar. Son lo bastante grandes como para asumir consecuencias y errores por sí mismos. Scarlett embarazada y con Alek, Nate siendo descuidado y enrollándose con la patética arrastrada de Megan. Las cosas están tan mal. Han perdido el camino, se les olvidaron sus enseñanzas y me encargaré de recordárselas.

Tenemos reglas, leyes y líneas que seguir. Sin eso, no seríamos nada. Le debemos la vida a la organización y tenemos que cumplir al pie de la letra. Amo esta vida. Me gusta lo que hago y soy buena en ello. No permitiré que los descuidos y errores de mis hermanos acaben con lo que hemos logrado. Estoy arriesgando la vida al quedarme aquí, al callar el secreto de Alek, de Megan y su tríada y estar metida en este lío. Eso me tiene molesta, muy molesta.

De pronto, escucho un tarareo por la cocina y reconozco la voz. Me asomo por la entrada, viendo a Scarlett servirse un vaso de jugo. Viste una camisa del ruso con el que duerme, su cabello está despeinado, trae una sonrisa tonta en la cara y luce relajada, como si no ocurriera nada malo.

Víbora [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora