Víbora [+18]

Capítulo 4

Scarlett

Camino por las orillas de la playa, disfrutando del silencio, soledad y calma.

Por fin llegó el fin de semana y tengo una rutina los sábados por la mañana, que consiste en salir a fotografiar. No tengo elementos o lugares especiales que capturar. Me gusta caminar, explorar y disfrutar de lo que me encuentre en el camino. Es sorprendente la cantidad de cosas hermosas que se puede hallar en un amanecer en la playa, en el bosque u otro lugar.

Enfoco un pequeño animal que vaga por la arena. La luz del sol le da en contra y crea una sombra bonita. Aprieto el botón y capturo la imagen. Continúo la caminata, contemplando el mar y lo infinito que parece. En el camino, saco unas cuantas fotografías más. Una en particular me gusta. Son dos aves que descansan sus frentes contra la del otro y estaban muy quietas. Fue una imagen perfecta, el sol le dio el toque ideal y el arrebol del cielo es perfecto.

Reviso la foto, y sonrío al ver que el resultado es increíble. Será una de mis favoritas sin duda. Avanzo mientras reviso el resto de imágenes y, al acabar, alzo la mirada y me doy cuenta que he llegado a la tumba de Alek.

Mi ánimo decae, el sonido de su risa se reproduce en mi mente y el pecho se me aprieta. A Alek lo enterraron aquí porque le encantaba el mar. Esa noche, Aleksander fue a cumplir una misión que consistía en asesinar al Casseto de la mafia siciliana, que es el que lleva las cuentas. El jefe de la mafia italiana, el Don, descubrió que el Casseto le estaba robando dinero y lo depositaba en cuentas extranjeras, a un nombre falso. El Don buscó a nuestra institución. Al ser una misión muy importante y donde estaban en juego muchos millones, se le cedió a Aleksander Vólkov, el mejor asesino que había entonces.

Y fue una trampa.

Alek acudió una noche, al escondite secreto del Casseto en Italia, junto con los mejores soldados de apoyo que tenemos. Eran hombres que tenían toda la confianza del ruso. Sin embargo, una vez allí, descubrieron que todo era una trampa para atrapar a Alek. Nunca hubo nadie allí dentro, nada acerca de la misión, solo una emboscada. Se salvaron pocos hombres, e informaron de lo ocurrido. Según ellos, los esperaban con bombas, granadas, ráfagas de ametralladoras, y miles de cosas más. Alek logró esconderse y salvarse de unas cuantas cosas a la vez que seguía intentando llegar a donde se supone que estaba oculto el traidor de la mafia.

Pero hasta los mejores hombres sangran.

Derribaron al ruso minutos posteriores. Recibió pocos disparos, tenía quemaduras y heridas de cortes, hasta de clavos. Los soldados de apoyo dijeron que lo vieron caer al subir la escalera y, después de verlo caer y sangrar en el suelo, una explosión acabó con hacerlo estallar todo y no les quedó más remedio que salir. Comunicaron a los superiores lo ocurrido y pensaban enviar a tropas a buscar al gran Aleksander Vólkov, el sobrino de uno de los líderes.

Al día siguiente, apareció en la entrada del edificio una bolsa negra. Uno de los líderes la abrió, y maldijo por lo bajo al tener frente a él un cuerpo calcinado, chamuscado, destruido. Venía acompañado de una nota que decía «Ojo por ojo, diente por diente, Aleksander». Se confirmó que era él gracias a varios detalles, empezando por lo poco que se logró salvar de las huellas dactilares. Otra cosa fue en tatuaje en la espalda. Se notaban atisbos de un tatuaje de unos símbolos raros que se hizo al hacerse miembro oficial. Segundo, en su dedo tenía un anillo que era único en su especie y le pertenecía a Alek.