Capítulo 52

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Scarlett

—¡No!

El grito irrumpió en el pasillo y me hizo esperar una oleada de dolor que no llegó jamás. Me quedé quieta, sin mover un solo dedo, aguardando... las balas que debían herirme si es que Leandro había apretado el gatillo. Mi cuerpo se paralizó de pies a cabeza, el tiempo se había detenido y el corazón se me iba a escapar del pecho con la fuerza con la que chocaba contra mis costillas. Juraba que el silencio se había vuelto desesperante y eterno en esos pocos segundos que le siguieron a los disparos.

Y nada sucedió.

De hecho, la voz que había soltado la exclamación no era mía y los disparos que habían soltado no provenían del arma de Leandro. Abrí los ojos, despacio, y vi al chico delante de mí, con los brazos lánguidos a sus lados, y manchas rojas expandiéndose en su camisa oscura. Sangre brotó de su boca cuando tosió y cayó al suelo, dejando ver a Aleksander y Nikolai, ambos sosteniendo armas y con un pequeño humo saliendo de los cañones de éstas, dando así la señal de que habían disparado.

Y habían asesinado a Leandro.

La autora del chillido era Megan, y ahora mismo corre hacia su hermano, con lágrimas en los ojos. Kyle la sigue de cerca y se arrodillaron al lado de Leandro. El llanto de ambos me estaba doliendo, y es que no quería que esto sucediera. Sin embargo, él había intentado asesinarme y lo habría hecho si Alek y Nikolai no disparaban primero.

—¡No, no! —chilló Megan, con una profunda desesperación. Las manos le temblaban y no dejaba de llorar—. ¡Por favor, tú no!

—Tienes que resistir —susurró Kyle, y usaba sus manos para detener el flujo de sangre que brotaba de las heridas. Eran... demasiados disparos. Estaba claro que no iba a sobrevivir a aquello. Y... lo sentía por ellos, en verdad lo sentía.

Aun estando enojada con Sky, daría la vida por ella y no era capaz de imaginar el dolor que me sucumbiría si algo llegaba a sucederle. El lazo que compartíamos mis hermanos y yo, era el mismo que compartían Megan, Kyle y Leandro. Habían crecido juntos, tal y como Nate, Sky y yo lo habíamos hecho. Realmente podía hacerme una idea del dolor que estaban experimentando, pero no podía decir que lo comprendía, puesto que no lo había sentido.

Las tríadas son eso: unión, fuerza y cariño. Kyle y Megan jamás volverían a estar "completos", como decían los líderes cuando nos enseñaban acerca de la creación de las tríadas, y cómo funcionaba su propósito. Como he explicado antes, los tres hermanos juntos podíamos alcanzar un poder inimaginable y una fuerza superior. Megan y Kyle... no volverían a vivir aquello.

Perderán a su hermano. Y no tenían idea de cuando lo sentía por ellos.

Leandro soltó unas pocas lágrimas. Su pulso era débil, su respiración nula y la sangre que había perdido era muchísima. No había forma de que sobreviviera. Me dolía estar presenciando esto, porque no podía evitar imaginarme a mis hermanos y a mí en ellos. Lo mucho que sufriría la pérdida de alguno.

—Perdón... —murmuró Leandro, negando—. Lo siento...

—No... no hace falta —Megan le acarició la frente, su expresión contraída en angustia—. Solo... quédate, por favor. No te vayas.

—No puedes dejarnos —rogó Kyle, y lucía tan abatido—. Eres... e-eres mi maldito hermano, ¿oíste? Y no... no vas a irte —sorbió su nariz roja, intentando dejar de llorar—. Somos los tres, ¿recuerdas? Juntos... hasta el final. Lo prometimos.

—Lo lamento —volvió a disculparse—. Y... los amo...

—Shh —pidió la chica de nuevo—. Ya no hables. Solo... no me dejes. Por favor.

Víbora [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora