Capítulo 42. 💎

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Eugenia sentía sus lágrimas a punto de salir no podía creer lo que estaba pasando. Lali había planeado muy bien su jugada y ella fue su objetivo. Escuchaba a los periodistas pedirle que diera una entrevista, pero ella no podía decir nada y lo peor escuchaba como las personas hablando cosas horrible. Miró a Lali y ella la miró con una sonrisa triunfadora, de pronto vio acercarse a Nicolás y lo que Lali dijo dejó a Eugenia más fría de lo que estaba.

— Quiero agradecer a la persona que hizo esto posible y me dio la oportunidad de hacer mi sueño realidad de presentarles mi primer desfile en este hotel de ensueño, le presento a Nicolás Riera, dueño de este y los demás hoteles Sueño estrellado.

Todos quedaron sorprendidos al saber que Nico era dueño de los hoteles más caros y lujosos. Eugenia miro a Nico y no podía creerlo. Ella estaba buscando siempre la manera de contactar con el dueño y ahora sabía quién era, lo peor de todo era que le dio a Lalo el sueño que ella siempre había deseado. Pero sabía que el dolor no era por eso, si no que le dolía saber que ese hombre era quien le robaba cada noche sus sueños.

— Quiero irme Peter, por favor no quiero seguir aquí.

— Si vamos.

Tomaron sus cosas y empezaron a caminar hacia la salida, pero era difícil ya que los periodistas no dejaban de hacerles preguntas. Eugenia solo quería salir de ese infierno, le dolía saber que Lali había logrado humillarla de la peor manera, hizo lo mismo que ella hizo con el desfile no pudo realizar. Miro nuevamente hacía atrás, encontrándose con la mirada de Nico, lo miro con ganas de matarlo, pero también sentía mucho dolor saber que él ayudó a Lali.

Llegaron afuera y entraron al auto. Peter empezó a conducir. Nadie dijo ni una sola palabra en el trayecto, hasta que de pronto Julia empezó hablar.

— ¿Cómo es posible que Nicolás sea el dueño de esos hoteles tan importantes?

— Mamá todo el mundo tiene derecho a superarse.

— Lo sé, pero no lo entiendo. Por Dios ayudó a esa maldita de Lali a humillar a Eugenia de esa manera. — Eugenia cerró los ojos. — Cariño lo siento, entiendo que estés sufriendo con esa humillación.

— Mamá, basta.

— Hijo, es que no viste lo que esa mujer hizo. Humilló a Eugenia vía pública, ahora todo el mundo estará hablando de que Eugenia es una ladrona, además esa mujercita es de lo peor, está utilizando el apellido de Eugenia.

— ¡Julia te podes callar! — gritó furiosa Eugenia. — No quiero escuchar nada más, solo quiero olvidarme de esto.

Julia no pronunció ni una sola palabra. Llegaron a la casa de ella y después Peter condujo hasta la casa de ellos, cuando llegaron Eugenia bajó del auto y comenzó a caminar hasta la casa. Entro y miró que Luisa estaba esperándola, pero la ignoró. Escucho los pasos de Peter atrás de ella. Entró al cuarto azotando la puerta y se sentó en la cama tapándosela con las manos.

— Eugenia, entiendo que estés mal por lo que acabas de pasar, pero lo que hiciste estuvo mal. — empezó a decir Peter. — eres muy talentosa, pero robarte los diseños de Lali y hacerlo pasar como tuyos, no estuvo bien.

— ¡Te podes callar! Sí lo que hice estuvo mal, pero lo hice para que esa estúpida no pretenda algo que no es..... Ahora ve, me humilló públicamente, no le bastó con hacer ese desfile con el dinero que es de mi padre, que ella lo tiene por ser una ramera igual que su madre, ¡lo peor es que está utilizando mi apellido! ¡Entiendes! La muy maldita está utilizando mi apellido para hacerse valer. Claro no utilizo el maldito apellido de su madre porque sabía que no sería nadie, pero si utilizó el Suárez porque sabía que mi apellido la llevará a lo alto. Siempre me está utilizando..... Ahora todo el mundo va hablar de mí porque ella me destruyo. — se limpió las lágrimas que estaban corriendo por su mejilla. — ¡La odio! Maldita la hora que nació.

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