Capítulo 9: Cita frustrada.

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¿Acepta mi propuesta? Esa palabra no dejaba de hacerse en su cabeza. ¿Hizo bien de haberle dicho que si? Ayer no pensó con claridad y ahora no sabía si había hecho bien. Después de decirle que si, comieron y hablaron de ellos y sus sueños. Ella le contó cómo deseaba poder crear diseños y presentarlos juntos a Euge y él le contó que desearía viajar en su bote por todo el mundo.

Peter y ella tenían alguna cosas en común y eso le encantaba. Él era un hombre muy interesante y le causaba mucha intriga en lo que sería capaz de hacer para creer que decía la verdad con sus sentimientos hacia ella.

— Lali, ¡Lali!

— ¿Ah? — miró asustada a su madre. — ¿Que pasa, mamá?

— Llevo media hora llamándote y estás ahí sentada ida en tus pensamientos.

— Bueno..... Yo......

— ¿Qué tanto piensas, que estás tan ida?

No podía decirle a su madre que estaba intentando una relación con el ex de la señorita Eugenia. No por ahora, ya que su madre no lo vería muy bien ya que ella no estaría de acuerdo.

— Cosas del trabajo. ¿Qué me querías decir?

— Sí puedes llevarle el desayuno al señor, ya que Luisa salió.

— Claro. — tomó la bandeja con la comida.

Saliendo de la cocina, subió las escaleras y entró al cuarto del Aníbal. Él estaba en la terraza sentado; viendo hacia las flores. Lali se acercó a él y puso la comida en la mesa.

— Hola señor Aníbal, aquí le traigo su desayuno.

— Mi pequeña amapola. Muchas gracias. ¿Cómo vas con el trabajo con mi hija? ¿Ya le mostraste tu talento?

— Apenas estoy comenzando y no creo que sea el momento. Ahora hablemos de algo importante.

— ¿Qué es más importar que lo que estamos hablando? Mi hija debe conocer tu talento.

— Si hay algo más importante y es que se acerca su cumpleaños y debe celebrarlo.

— No estoy para fiestas de cumpleaños, querida.

— ¡Claro que sí! Señor ya logro bajar con Euge a su cena con su....., Con los Lanzani y creo que sería muy bueno que volviera el hombre alegre que un día fue. Qué más mejor que celebre su cumpleaños, juntos a sus amigos y más ahora que está su hija con usted.

Aníbal miró hacia el patio y divisó a la mujer que amaba. Su hija estaba con él y tenía a la mujer que amaba cerca. Si celebraba su cumpleaños y contaba toda la verdad a su hija y sacaba a la luz sus sentimientos hacia ella. Su hija debía entender, ella debía saber que toda la verdad y sería en su fiesta.

— Celebraré mi cumpleaños y también quiero presentar a alguien.

— ¡Genial! Hablé con su hija y que ella haga los preparativos.

— Lo haré, pero también quiero que en mi cumpleaños esté tu presente pequeña amapola.

— Sí así lo desea yo estaré. Bueno debo irme a trabajar. Que tenga un buen desayuno.

Dándole un abrazo salió del cuarto encontrándose con Eugenia. Que la miró con algo de odio, esa mirada no la había visto en ella. ¿Se habrá enterado lo de ella y Peter? No, no podía ser eso.

Ella paso de lado y comenzó a bajar las escaleras. Lali la seguía sin decir ni una sola palabra. Vieron a Luisa entrar con un ramo de flores.

— Oh me mandaron flores. — la escuchó decir.

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