Capítulo 40. 💎

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Lali regresó junto a Gastón. Julia y Eugenia no dejaban de verla molestas. Sabía que debían estar pensando cuan cosa mala quisieran que le pasara, pero no le importaba. Estaba feliz porque le había dicho todo a Peter sin tener nervios y ganas de llorar, había deseado decirle todas esas cosas desde hace tiempo y por fin lo consiguió. Lo vio aparecer, y abrazó a Eugenia, aunque muy dentro de ella eso le dolía, porque veía que ellos se habían unido cada vez más, pero ya no le importaba. Su mayor venganza estaba dando frutos y lo único que le quedaba era continuar.

Una de las empleadas se acercó para avisar que ya la comida estaba lista. Todos fueron a sentarse y para muy a pesar de esos tres Lali no se iba ir.  Les sirvieron la comida y comenzaron a comer sin que nadie dijera mi una sola palabra, después de un rato de silencio la que habló fue Euge:

— Ahora que están casados, ¿dónde vivirá? — preguntó

— Ni se te vaya a ocurrir Gastón de vivir aquí. — soltó de mala gana Julia. — me niego a que esta tipa esté viviendo en mi casa, mucho tengo que soportar que hayas sido tan tonto en casarte con ella.

— ¡Mamá!

— No te preocupes mi amor. — Lali lo tomó de la mano y miró de reojo a Peter y le encantó ver qué estaba furioso. — no se preocupe suegrita, no vamos a vivir aquí. Viviremos en la mansión Suárez.

— ¡No estás hablando enserio! — esta vez la que gritó furiosa fue Eugenia. — me niego a que eso pase. Peter y yo somos que vamos a vivir allí.

— Siento molestarte Eugenia, pero esa casa es tan tuya como mía. A mi no me molesta que ustedes dos vivan en el mismo techo que Gastón y yo, cada quien estará por su cuenta. Pero solo porque a ti te moleste y seas tan envidiosa.

— Mi amor no te sobresaltes. Piensa en el bebé.

— Eugenia, déjalo ya. Ella puede vivir si quiere en esa casa. Cómo dijo cada quien por su cuenta.

— Bueno se ve que tu esposo es más inteligente.

Eugenia prefirió quedarse callada. No iba a decir nada más para no quedar mal con Peter. Cómo la odiaba estaba haciendo todo a propósito para hacerla enojar.

Siguieron comienzo hasta que Peter le pidió a Gastón que lo acompañara para hablar sobre la naviera. Lali se levantó y fue hacia la sala para esperar a Gastón.

— No dejas de ser una envidiosa. — dijo Eugenia al momento que solo Julia y ella quedaron a solas con Lali.

— Envidiosa ¿Yo?

— No te hagas. Te mató la envidia saber que yo me convertir en la esposa de un Lanzani, que fuiste por el otro. Atraparlo con un embarazo es tan anticuado.

— No creas que voy a permitir que mi hijo siga contigo, voy hacerle ver la realidad de la clase de mujer que eres y te quitaré a mi nieto.

— No me hagan reír. No te envidio Eugenia. Felicidades por ti porque lograste al fin que Peter fuera tu esposo, pero es feo saber que no te ama. En cambio yo, tengo a un hombre que me ama. Aquí las que deben tener cuidado son ustedes, porque me puedo cansar y contarles tanto a Peter y Gastón la clase de mujeres que son ustedes. Sería feo terminar perdiendo a los dos único hijo que te queda, así como perdiste a tu hija.

— ¡No te atrevas hablar de mi hija! — gritó molesta Julia.

— ¿Por? Duele la verdad, duele saber que usted ocasionó que su hija se quitara la vida.

— No sabes nada.....

— ¿Cómo sabes todo eso? — preguntó Eugenia.

— Debo saber a qué me enfrento. Ustedes no son una blanca palomas, hablan de grandezas, ven de menos a personas que no tienen la capacidad de tener lujos y posibilidades, pedo ustedes pueden tener todos pero están podridas.

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