Capítulo 57. 💎

256 16 7
                                    

Eugenia abrió los ojos y se dio cuenta que era de noche. Suspiró y recordó todo lo que había pasado, suspiró mientras se sentaba en la cama abrazando sus piernas. Estaba tan cansada, intentó seguir de pie, pero con lo de su bebé ya no tenía nada porque seguir adelante. Ni siquiera supo que sería, lo perdió sin tener la oportunidad de tenerlo en brazos, sentir su calorcito y su olor. Cerró los ojos cuando las lágrimas empezaban a caer, era tan fácil llorar ahora. Dejó de ser aquella mujer segura de sí misma en dónde nada le importaba solo ella.

Eugenia comprendió que era ese dolor que hablaban cuando se perdía lo que amas. Ella nunca se imaginó que ese bebé que estaba esperando se iba a convertir en algo tan especial para ella, ahora ya no lo tenía. Con su bebé perdió las últimas fuerzas que tenía, ya no había nada que la hiciera seguir, estaba cansada de estar en una vida que no era ya de ella.

— Que bueno que estás despierta. — Nico entró con una bandeja con comida. — ahora vas a comer.

— No tengo apetito Nico.

— Pues vas a tener que tener o te haré comer a la fuerzas. Debes comer algo, Eugenia. — se sentó en la orilla de la cama. — abre la boca. — le pidió cuando le acercó el tenedor con un poco de comida.

— Nico...

— Abre la boca Eugenia.

Ella lo hizo y él empezó a darle de comer hasta conseguir que ella terminara aunque sea la mitad de la comida.

— Gracias...

— Eugenia entiendo lo que siente porque yo tampoco conocí al bebé que esperaba Mery, los perdí a los dos. Pero eso no me detuvo y seguí adelante hasta ser quién soy ahora.

— Pero tú venías por venganza y ya no tengo fuerzas para volver a lo mismo.

— Vine por una venganza es verdad, quería que los Lanzani perdieran todo, pero al final al morir Julia decidí dejar todo eso atrás. Mery siempre pensó en mí y no acabaría con lo que ella me heredó, así decidí dejar de lado mi venganza y sacar adelante la naviera junto a los Lanzani, no te digo que soy ahora el amigo de Peter, pero nos soportamos. Ahora lo que intento decirte es que tienes que volver a empezar, bien Lali ahora es la que tiene todo en su manos, pero eso no quita que tú no puedas volver a renacer, Lali volvió a empezar y mírala ahora.

— Pero ella buscando vengarse de mí, yo ya no quiero seguir una guerra, más bien ella la ganó.

— Entonces que así se quede. Pero tú si puedes volver a comenzar, esta mujer que veo ahora frente a mí, no es la mujer que conocí. Quiero a la Eugenia de antes y si quieres yo te puedo ayudar a que ella vuelva a resurgir.

— Eres un buen amigo Nico. — lo abrazó. — eres el único que se ha preocupado por mí....

— Sí... un amigo. — la apretó en su cuerpo.

Ella se alejó mientras se secaba las lágrimas.

— Antes que pasara lo que pasó intenté volver a dibujar y tengo algunas cosas, quiero empezar, pero poco a poco.

— Entonces yo te ayudaré.

Eugenia asistió sintiendo un poco esperanzas ya que Nico creía en ella. A la mañana siguientes, Violeta le trajo algo de ropa. Eugenia se dió un baño, se puso la ropa nueva y al verse al espejo tomó una decisión, que si quería cambiar debía también hacerlo por fuera. Nico se había ido a una junta, así que estaba sola en la habitación del hotel. Salió y llegó a su auto, le sorprendía que no hubiera tenido un accidente por la forma que estaba ayer, pasó por un salón de belleza y le pidió que le cortaran el pelo, se lo dejó siempre rubio, pero ya no tenía la larga cabellera de antes.

Guerra de diamantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora