Capitulo 1: Regreso

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Lali miraba la casa en dónde pasó toda su niñez. Su madre también estuvo en la casa de la familia Suárez, cuando era adolescente y ahora es la cocinera.

Desde muy niña Eugenia y ella eran mejores amigas. Tenían un mismo sueño y era convertirse en diseñadoras. Aunque Euge es cinco años mayor que ella; Lali no dejó de admirarla por lo que ella ha conseguido. Un día ella estará junto a Euge y le demostrará lo que es capaz de hacer.

— Lali, deja de estar ahí parada y ayúdame a poner los aperitivos en la mesa.

— Claro, mamá. Es que estoy tan emocionada de volver a ver a Euge.

— Lali, es la señorita Suárez. Ya te dije que no la llames por su nombre.

— Ay, mamá. Ya sé, pero sabes que desde muy pequeña le he llamado por su nombre.

— Ahora es diferente. — puso los pastelillos en la mesa. — ella es la dueña de la casa y nosotras sólo somos los empleados.

Lali dejó los emparedados en el otro extremo y soltó un suspiro. Era duro que su madre le dijera eso, ya que ella siempre había visto la unión entre Euge y ella; ahora que le venga a decir eso era muy duro. Para ella, Euge siempre fue como una hermana mayor, a pesar que ella tenía nueve y ella cuatro, Euge estaba para ella. La cuidaba, se hicieron amigas y más que eso. Ahora que tenía veinte y Euge estaba en sus veinticinco, deseaba que esa amistad que dejaron siguiera intacta. Le fue muy difícil verla partir cuando apenas tenía doce años, pero sabia que Euge necesitaba hacer su vida y seguir sus sueños. Cuando le dijo que iba a conseguir que todos amaran su trabajo, nunca pensó que seria tan pronto ya que cuando sus diseños se dieron a conocer Euge estaba apenas cumpliendo sus dieciocho años. Lali se sintió tan orgullosa de ella que siguió sus pasos y con ayuda del señor Suárez terminó sus estudios de diseño. Ahora deseaba enseñarle todo sus diseños a Euge y ella se sintiera orgullosa de lo que es capaz de hacer. Estar junto a Euge diseñando es su sueño y esperaba que se cumpliera.

Soltando un suspiro tenía esa esperanza que se cumplieran sus sueño. Termino de arreglar todo y de pronto recordó que a Eugenia le gustaba que su cuarto este llenos de flores. despidiéndose de su madre; tomó su bolso y salió corriendo a comprarlas a la local de flores que estaba cerca. Cuándo llegó saludó a su amiga Candela.

— Hola Lali. ¿Qué te trae por aquí?

— Cande. La señorita Euge vuelve hoy de su largo viaje y necesito sus flores favoritas.

— Jazmines ¿no? — Lali asistió varias veces. — ¿Cuántas quieres?

— Cuatro ramos. Que ni una esté marchita.

— Está bien. Espera que te las busque.

— Dale.

Lali tomó asiento y esperó que su amiga la atendiera. Miró a la señora Jessica, la madre de Cande subiendo algunos ramos para que los clientes vieran. Lali salió y sonrió.

— ¿Quiere que la ayude?

— Te lo agradecería mucho. — bajó de la escalera. — me es muy difícil a mi hacerlo.

— No se preocupe, yo lo hago.

— Muchas gracias cariño. ¿Es verdad que la señorita Suárez regresa hoy?

— Sí. — empezó a subir y en brazo llevaba unos cuantas flores. — estoy muy emocionada con eso. — empezó a arreglar.

— No sé, pero, ¿esa familia no es muy alzada? Digo no miran a las personas inferiores a ellos, las personas ricas lo son.

— Nada que ver. la señorita y su padre son un amor.

Jessica no dijo nada y siguió pasándole las flores. Lali, sabia que muchas personas pensaban que la familias de dinero eran gente creída, pero la familia Suárez no eran así.

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