Capítulo 15 : Ganadora

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Dedicado a NataliaBenedetti feliz cumpleaños.
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— La ganadora es Lali Espósito.

Lali quedó en shock al escuchar su nombre. Las modelos comenzaron aplaudirles. Una de las modelos se acercó a ella y la hizo salir de su trance, sonrió. Tomó a la modelo que llevaba el vestido que le había mostrado a Eugenia y sabía que ella recordara ahora ese diseño. Subió y sonrió al ver la cara sorprendida de Eugenia.

Eugenia miró a Peter sorprendida al ver que él aplaudía feliz. No podía creer que Lali estuviera concursando. Volvió a ver el escenario y se molestó al ver que Lali levantaba la cabeza y arqueaba una ceja. Miró el vestido y por fin lo recordó, era el vestido que ella le había dicho que no era bueno. Maldición, no podía creer que ella haya ganado, lo peor que hasta ella cayó en la trampa.

— ¿Tú sabía de esto? — miró furiosa a Peter. — !Claro que lo sabías! Por eso estás aquí, tuve que suponerlo.

— Eugenia, ¿no te puedes alegrar por ella? Lali tiene mucho talento y lo acaba de demostrar.

Eugenia vio como le entregaban a Lali el premio. Esto no tenía que haber pasado. Poniéndose de pie, caminó hacia donde estaban todos los concursante y se acercó a la chica que había enviado. Ella a verla bajó la cabeza.

— Estás despedida.

— ¿Qué? ¿Señorita por qué?

— Y me lo preguntas. Eres una de mis mejores diseñadora y perdiste contra una insignificante chica.

— No es mi culpa....

— Estás despida y punto.

— Que feo que corras a tu empleada, solo porque perdió.

— No te metas en esto. — Eugenia se puso frente de ella. — Crees que eres mejor que yo, ¿solo porque ganaste? Le ganaste a una empleada, pero nunca podrás ganarme a mí. Tus diseños no son nada, junto a los míos.

— No estés tan segura Eugenia. — se acercó más a ella y le susurró en el oído. — te haré pagar por lo que me has hecho y por la muerte de mi madre. — Eugenia se puso rígida antes las palabras de Lali.  — Esto es guerra y en esta guerra solo una va ganar y te aseguro que lo seré yo. — se alejó de ella. — te por seguro que voy a hacer que sufras. Esto solo es una probada de lo que soy capaz de hacer.

Guiñándole un ojo se alejó dejando a Eugenia sin habla. Apenas estaba empezando y le faltaba muchas cosas más. Con ayuda de Cande; estaban metiendo todo al carro cuando escuchó la voz de la persona que no estaba preparada de ver.

— Lali. — Peter se acercó a ella. — ¿Podemos hablar?

— No tengo tiempo. Debo irme....

— Por favor.

— Te espero en casa.

— Cande.... — pero esta ya había subido al auto y la vio alejarse. — ¿que quieres Peter?

— Habla. Creo que nos merecemos, te di espacio, pero ya es momento que hablemos.

Suspirando asistió. Lali asistió y fueron al auto de él. Subieron, Peter comenzó a conducir. Ninguno de los dos decía nada, iban en silencio. Lali estaba nerviosa ya que no sabía cómo iba actuar, amaba a Peter, pero él era hijo de una asesina. Cerró los ojos, solo esperaba no decir o hacer algo, tenía miedo de como iba actuar.

Después de una hora. Se dio cuenta que estaba frente al bote de él. Lo miró sorprendida. Oh no, no iba a subir a su bote, no podía estar sola con Peter. Ella imaginó que la llevaría a un lugar con personas alrededor, pero no a su bote.

— No voy a subir a tu bote. Llévame a otro lugar, más específico, en donde haya más personas.

— ¿Por qué tienes miedo?

— No.... Es miedo. — comenzó a tartamudear. — quiero ir a otro lugar, o mejor me voy y busco a algún transporte.

— Solo quiero hablar contigo Lali. No haré nada. Hemos venido aquí y nunca ha pasado nada, bueno uno que otro besos, pero solo eso.

— Promete que no vas a zarpar.

— Lo prometo.

Aceptando. Bajaron del auto y caminaron hacia el bote. Peter la ayudó a subir, Lali estaba nerviosa, pero intentaba que no se le notara mucho. Fueron a sentarse y ella esperó a que él dijera algo.

— Bueno.... Habla lo que tienes que decir y acabemos con esto.

— ¿Por qué estás actuando de esta forma? — intentó tocarla, pero Lali se alejó. — ¿Qué fue lo que hice?

— No hiciste nada. — «pero tu madre si que lo hizo.» — solo que  me di cuenta que nosotros no somos compatible.

— ¿Qué dices? Lali nos amamos.

— Yo no estoy segura de eso. — dijo apartando la mirada.

— ¿De qué no estás segura?

— No estoy segura de amarte. Peter yo me dí cuenta que no te amo.

— Mírame a los ojos y dímelo.

Tomando valor. Ella lo miró a los ojos.

— No te amo, Peter. Yo solo quise estar contigo, porque eras el novio de Eugenia y bueno ya sabe. — se encogió de hombros. — yo quería aunque sea algo de ella y que mejor a su prometido. Y me di cuenta que no siento nada por ti.

— Entonces ahora que Eugenia no es mi prometida. No valgo nada para ti.

— Así a si lo ves. Pues si.

— Entiendo. — Peter se puso de pie. — Yo de tonto dándote tiempo por la muerte de tu madre, y vos ya sabías que te interesaba más. Entonces ya no hay nada de que hablar.

— Entonces me voy.

Se puso de pie y empezó a caminar hacia la salida. Sentía que los ojos le picaba a causa de las lágrimas, pero no iba a llorar frente de él. Bajó del barco y giro, se sorprendió de ver que él la miraba, quería correr y decirle que si lo amaba, pero no podía. Cuando supiera que se quería vengar de su madreo, la terminaría odiando. Era mejor que lo hiciera ahora que después.

Comenzó a caminar y cuando ya estuvo alejada. Sus lágrimas comenzaron a salir como si fuera una río. Su corazón le dolía, no podía creer que esto esté pasando. Estaba tan feliz, y todo se destruyó. Tenía tantos sueños, quería haber presentado a su madre a Peter de buena manera y ella, lo hubiera aceptado. También hubiera intentando que la madre de Peter la aceptara y al final ella y él se hubieran casado y tenía una hermosa familia, pero todo se arruinó. No había un futuro y nunca lo será. Ahora ella tenía que concentrarse en su venganza y ganarle a Eugenia. Tomó los anillos que que tenía como cadena que el señor Aníbal, bueno más bien su padre le había dado. Su madre nunca pudo ser feliz con el hombre a quien amaba. Parece que ellas no podían ser felices con los hombres a los cuales estaban perdidamente enamoradas. Su no hubiera muerto su madre, ella tendría estos anillos en su dedo y hubiera llegado a convertirse en la señora Suárez.

— Ganaré madre. — apretó los anillos. — Yo seré la ganadora, te lo juro.  

Guerra de diamantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora