Capítulo 58. 💎

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Lali no podía dejar de sonreír, sentía una felicidad que hace tiempo no tenía. Ella y Peter por fin estaban juntos, habían hecho el amor toda la noche, solo de recordarlo se ponía ruborizada.  Por fin tenía todo lo que se había propuesto. Se quedó con la casa, con el prestigio de ser la diseñadora número uno, tuvo a un preciosos bebé y sobre todo ahora tenía a Peter. Todo estaba yendo como debía ir. Se sentó y miró a Peter dormir, se veía tan guapo, volver a estar entre los brazos de Peter, para Lali era lo que más deseaba y se cumplió. Con cuidado se puso salió de la cama sin despertarlo. Se puso la bata para cubrir su desnudez. Miró a su pequeño que seguía dormido. Salió de su habitación ya que iría a hacerle el desayuno a Peter, claro ella tenía personal, pero esta vez quería cocinar ella como lo hacía antes. Llegó a la cocina y las empleadas se sorprendieron al verla con una sonrisa, no les digo nada; solo empezó a tomar los ingredientes y comenzó a cocinar, cantaba feliz. Cuando tuvo todo listo al igual que el biberón de su bebé, salió de la cocina con la charola, pero se detuvo en seco al ver a Luisa que la miraba llena de odio.

— Estás tan feliz por lo que hiciste, pero te juro que esa felicidad muy pronto se va acabar.

— Dios. Luisa no se que estás haciendo aquí, cuando tu querida niña ya no está aquí, yo que tú empiezo a empacar mis cosas y me voy de aquí, porque la verdad yo no te quiero tener en mi casa.

— Tu casa. ¡Está no es tu casa! Esta casa es y será la casa de mi niña Eugenia, tú solo eres una intrusa que piensa que ya tiene todo ganado.

— Luisa, yo ya gane. Tengo todo y tu querida niña no tiene nada. Se terminó yo salí la ganadora, así que empieza a empacar tus cosas y te vas de mi casa porque no quiero tenerte aquí. Vete en dónde se esté quedando tu niña. — caminó hacia un lado y empezó a subir las escaleras pero se detuvo. — una cosa, no creas que se me ha olvidado todo lo que me hiciste, sí yo fuera tú no te conviene meterte conmigo porque no me voy a dejar que me quieras hacer daño, a la primera que lo quieras hacer te juro que te voy a mandar presa.

Siguió su camino ignorando que Luisa no se quedaría tranquila, ella buscaría la forma de vengarse de Lali. Dejaría que ella pensara que ganó, pero no serían felices a costa de la felicidad de su niña, ahora no solo buscaría vengarse de Lali, también Peter estaba en su lista. Ellos van a pagar con sangre todo el daño que le están causando a Eugenia. Se giró y decidió hacer lo que Lali quería, haría su maletas y se iría en dónde estuviera su niña.

Lali llegó a la puerta de su habitación y sonrío ya que no dejaría que Luisa le arruinara su felicidad. Entró a la habitación y miró emocionada como Peter cargaba a su hijo y lo mecía, era la cosa más hermosa que estaba viendo, los dos hombres de su vida. Peter giro y sonrió a verla.

— Te ves hermoso con nuestro hijo.

— Me encanta escuchar la palabra nuestro. — dijo Peter acercándose a ella y dándole un beso. — buen día hermosa.

— Buen día mi amor, te traje el desayuno. Ven dame a nuestro hijo para que puedas desayunar, además tengo que darle el biberón.

— Gracias. — le entregó al bebé. — esto se ve delicioso.

— Lo preparé yo. — dijo sentándose y dándole de comer a su bebé. — todavía no me creo que nosotros estemos juntos.

— Nuestro amor al final de todo superó todo lo que vivimos.

— Tengo miedo que todo sea una ilusión y que Eugenia al final cambie de opinión y todo lo que pasó se acabe.

— Eugenia no va hacer algo así, ella se dio cuenta que nuestro amor es muy fuerte, aunque suene horrible, la muerte del bebé hizo que ella se diera cuenta.

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