Capítulo 8: Propuesta.

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Euge se quedó a despedir a Julia y Peter, ya que la velada había terminado. Ella no le gustaba sentirte insegura, ya que no era esa clase de mujer; nunca se dejaba intimidar por nada. Sólo que esta vez, no era nada lo que la hacía sentirse así, si no el hecho que Peter estaba sintiendo cosas por Lali. Eso no lo podía permitir.

Vio subir a Julia al auto y espero a que él se acercara a ella. Sabía que por la cara que tenía, no era nada bueno.

— Euge.....

— Me encantó haber hecho esto contigo, amor. Estoy tan cansada.

— Euge quisiera hablar contigo, pero mi madre quiere irse a su casa, pero me gustaría que mañana nos viéramos en el café que está cerca de mi empresa. Debemos hablar.

— Claro. — intentó sonreír, pero su sonrisa no era genuina. — Nos veremos mañana — le dio un beso en la comisura de la boca. — no olvides que te amo mucho.

Lo vio subir al auto y alejarse. Entró a la casa y miró como Magdalena y Luisa estaban limpiando. Caminó hacia los cuartos de los empleados y tocó la puerta del cuarto en donde Lali dormía. Esperó, hasta que la puerta se abrió.

— Señorita.... ¿Qué hace usted aquí?

— Quería que mañana fueras temprano al taller y busques a Alexa y le pidas la lista de lo que se va comprar y quiero que tú vayas por las compras. Otra cosa, es inaceptable lo que bajarás con mi padre cuando hay visitas. Otra cosa, espero que seas leal a mí.

Tras decir eso se alejó y subió las escaleras hasta llegar a su cuarto. Entró y se sentó en la orilla de la cama. Debía tener la mente tranquila y pensar en cómo haría para que Peter no la dejara. No iba a perder al hombre que ama y menos por culpa de una empleada.

— Soy Eugenia Suárez y yo no pierdo nunca.

Se quitó la ropa y entró al cuarto de baño para darse una ducha. Después de ducharse; se acostó y aunque le costó conciliar el sueño, logró hacerlo.

Al día siguiente: se cambió y se vio al espejo. Tenía que hacer todo lo que tuviera en sus manos para no perder a su novio. Bajando las escaleras; salió de la casa y entrando a su auto, condujo al lugar en donde se vería con Peter.

Al llegar; salió del auto y entró al lugar. Buscó a Peter con la mirada, hasta que lo divisó en una mesa aleja de las demás. Acercándose a él, le mostró la mejor sonrisa que podía mostrarle.

— Hola querido, disculpa la tardanza. — tomó asiento.

— No hay problema, Euge. Pedí unos cafés para los dos.

— Genial. Además tengo mucho que hacer, me alegra estar junto al hombre que amo.

— Euge, yo..... — guardó silencio, ya que el mesero le trajo las orden. Espero que se fuera y después continuó. — lo que voy a decirte es muy difícil para mí.

— Entonces no lo digas. — dijo mientras se llevaba la taza a la boca y tomaba un poco de café.

— Yo sé que sabes lo que quiero decirte, pero te niegas a aceptarlo. Euge, sabes que te quiero, para mí eres una de mis mejores amigas. En un tiempo creí que te amaba, ya que creí que el amor se sentía así, pero me di cuenta que no. No es amor lo que siento.

— Peter, es tonto decir eso. Nosotros somos la pareja ideal, nos complementamos.

Ella dejó la taza nuevamente en la mesa.

— Estás siendo sincero en una parte, pero no me dices toda la verdad. — él quería decir algo pero ella no se lo permitió. — aquí no es porque ya no me amas, si no que hay otra mujer que se está interponiendo entre nosotros. ¿Crees que ella es la mujer de tus sueños? Mira sé que te gusta Lali, no, no me mires con esa cara de sorprendido, ya que no soy estúpida. Pero te aseguro que ella no es una buena mujer, más bien una interesada. Yo veo esas cosas, ella no es una mujer buena, más bien una interesada que quiere tener lo que yo tengo desde que era una niña me ha estado hostigando y te aseguro que tú le estás dando vía libre, para conseguirlo.

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