Capítulo 54. 💎

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Gastón estaba lleno de coraje, sentía hervir la sangre por todo lo que sabía. La mujer a la cual amaba era una completa mentirosa. El taxi se detuvo frente a la casa, le pagó al taxista y salió enojado del auto, se detuvo al ver a Luisa que estaba cerca del auto de Lali, lo cual ella lo miró sorprendida.

— Señor Gastón que hace tan temprano en la casa.

— ¿Lali sigue en la casa? — ignoró la pregunta de ella.

Luisa asistió y el caminó hacia la casa. Caminó hacia la entrada, abrió la puerta y se dirigió directo hacía la escalera. Subió rápidamente y abrió la puerta de la habitación de Lali de golpe, haciendo que ella lo mirara sorprendida. Cerró la puerta fuertemente y Lali saltó asustada.

— ¿Pero que te pasa? — preguntó molesta. — gracias a Dios que él bebé está con una de las empleadas porque por la forma en que tiraste la puerta lo hubiera asustado. Así dices que quiere a tu hijo.

— ¿Mi hijo? — se acercó a ella. — ¡Mi hijo! — la tomó de los brazos apretándola fuertemente.

— Gastón que te pasa... Por favor suéltame que me estás haciendo daño.... — pidió.

— ¡Bien sabes que Bruno no es mi hijo! — Lali abrió los ojos sorprendida. — no te sorprendas si bien lo sabes. Maldita sea, ¡que te hice! — la empujó lleno de ira. — ¡Que mierda te hice para que me hayas engañado de esa manera! ¡Responde!

— Gastón no se....

— ¡Basta de mentiras, maldita sea! Candela me lo contó todo, me contó.... ¿Que te hice yo para que me hubieras daño? Te di todo mi amor Lali, te demostré cuanto de amaba y tú.... Para ti solo fui una vía de tu maldita venganza.....

— Deja que te explique....

— ¿Explicar qué? No hay explicación en lo que me has hecho. Yo.... Confíe ciegamente en ti, yo maldita sea te ofrecí todo mi amor, pero a ti no te importó nada. — sentía como lágrimas de resentimiento empezaban a caer. — me engañaste con mi hermano siendo mi novia, querías estar con él, pero él eligió a Eugenia y tú para tener tu venganza decidiste utilizarme, soy un completo idiota y no solo eso... Me hiciste creer que estabas embarazada de mí, me hiciste creer que el hijo de mi hermano era mío, yo como un tarado emocionado porque sería padre. — se dio vuelta y tomó un adorno y lo tiró a la pared para evitar golpearla a ella. — ¡Soy un maldito tarado! ¡Carajo! Como no lo vi.... La forma en cómo me trataste, cómo evitabas siempre mis caricias, cómo evitaste que yo me acercara a Bruno, para ti yo no era merecedor de ser su padre, pero seguiste con tus mentiras. Seguiste haciéndome creer que solo estabas pensando en mí, estabas pensando en mantener ese secreto. Te di todo Lali, pero para ti, mi amor no valía nada. — la mira con una sonrisa llena de resentimiento. — estás contenta ¿no?

— Gastón, yo no.... Deja que te explique cómo son las cosas... — sentía las lágrimas caer. — yo sé que lo que hice no estuvo bien, pero...

— No hay un pero en esto...

— Solo quise que Peter sufriera, además tu madre me vio que era digna ni de Peter ni de ti.... Por ella mi madre murió.... Yo...  Solo quería....

— Venganza. ¡No lo ves! Me utilizaste en una venganza en la cual yo no tenía que ver. No te basto que mi madre haya muerto, seguiste con las mentiras, todo porque todavía te querías vengar. Eugenia tenía razón, mi madre tenía razón. Ahora la venda que tenía en mis ojos ha caído, ahora veo la mujer que eres, siempre tuviste en ti envidia, no te basta con todo lo que hiciste, seguiste igual. Hablas de Eugenia, pero vos sos peor..... Porque me utilizaste en algo que yo no tenía nada que ver, me hiciste ilusionarme. Me acabas de destrozar.... — se acercó a ella y le tomó la mano pegándola en dónde está su corazón. — acabas de hacer que mi corazón se rompa en mil pedazos.... Has destruido toda la ilusiones que tenía...

Guerra de diamantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora