Lali caminaba de un lado a otro, no podía creer que las cosas estaban pasando así, se estremeció al recordar como Eugenia caía y perdía el conocimiento por un momento creyó que estaba muerta, pero Peter y la policía entró y solo veía como todos iban de un lado a otro, como pudo logró explicar lo que pasó. Ahora estaba en la sala de espera. Quería saber que estaba pasando con Eugenia ya que nadie salía, por una vez en la vida odio esperar a saber noticias. Las lágrimas salían sin parar, no debió haberle contado todo a Eugenia, ella debió haberse quedado callada y mejor denunciarla, pero era mucha las ganas que tenía de abrirles los ojos para que se diera cuenta la clase de mujer que era Luisa. Estaba mal de la cabeza hacerle daño a las personas que supuestamente quería, mató al hombre que amaba, lastimó a Eugenia que era su niña adorada. Tanto daño y estaba libre.
— Todo va estar bien. — sintió las manos de Peter.
— ¿Cómo sabes? Ahorita mismo no sabemos cómo está Eugenia, el doctor solo dijo que debía operarla.... Pero nadie sale a decirnos cómo va todo. Dios, Peter. Era mucha sangre.... — se tapo la cara con las manos mientras las lágrimas no dejaban de caer. — fue mi culpa no debí decirle nada y más sabiendo lo loca que está Luisa.
— No es tu culpa mi amor. No podías imaginas que esa mujer sería capaz de apuñalar a Eugenia.
— Lo peor Peter que ella está libre.....
— La van a encontrar te lo aseguro. — la abraza. — ella no va poder escapar fácilmente de la justicia.
Lali deseaba tanto que atraparan a Luisa para que no hiciera tanto daño. En eso vieron a un doctor acercarse y se pusieron de pie.
— Familiares de la Señorita Eugenia Suárez.
— Soy su hermana..... ¿Como está?
— Ella se encuentra bien logramos controlar el fluido de sangre, el arma no tocó ningún órgano, ella se irá recuperando poco a poco. Ahora mismo la vamos a trasladar a una habitación y después la podrán ver.
— Gracias doctor.
Lali suspiro aliviada y abrazó a Peter mientras las lágrimas no dejaban de caer. Estaba feliz porque Eugenia estaba bien, pero también se sentía asustada por lo que Luisa sería capaz de hacer si no la encuentran.
— Lo ves mi amor. Eugenia está bien.
— Es algo bueno, pero está Luisa está libre, Peter tengo miedo que nos haga daño. Nuestro hijo está sin nosotros.
— Los empleados lo están cuidando y hay seguridad en la casa ya saben que deben estar pendiente por si esa mujer se atreve acercarse.
Poco tiempo les avisaron que podían entrar a verla, cuando lo hicieron Eugenia seguía dormida. Lali se acercó a la cama y le tomo de la mano. Aunque ella le hizo daño, no deseaba que algo.
Peter veía a las dos apoyado en la pared. Todavía le sorprendía que ellas fueran hermanas y se hayan hecho tanto daño, pero se notaba que ellas se querían y solo esperaba que Lali bajara la guardia y volviera acercarse a Eugenia. También estaba seguro que debía protegerla porque no iba a permitir que Luisa le hiciera daño a la mujer que amaba, ni a su hijo. Fue un golpe para él saber que la causante de la muerte de su hermano fue esa mujer, solo porque deseaba matar a Lali. Quería que la justicia la atrapara e hiciera pagar de una u otra manera todo el daño que ha causado. Luisa debía ser atrapada por todo el daño que ocasionó.
Nico estaba esperando a la llegada de Eugenia, tenía todo listo y estaba seguro de confesarle que la quería. Solo esperaba que Eugenia le diera la oportunidad, sabía que debía de hacer todo lo que pudiera para que ella olvidara a Peter, pero no se iba a dar por vencido. Eugenia logró lo que otras no pudieron en todos estos años y fue que se volviera a enamorar. Siempre tendría a Mery y a ese bebé que no pudo conocer en su corazón. Pero ya era momento de cerrar ese ciclo y ver hacia delante. Sabía que eso era lo que su amada Mery deseaba.
ESTÁS LEYENDO
Guerra de diamantes
ספרות חובביםSinopsis: Lali Espósito, una chica amable, bella y bondadosa, pero humilde. creció en una de las mansiones más lujosas, donde su madre trabaja como cocinera. A pesar de que lleva una buena vida, no olvida que no es una mujer de dinero aunque viva en...