Guerra de diamantes

Capítulo 18: Desgracia.

Dedicado a NataliaBenedetti
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Después de haber hablado con Ashley. Lali fue a su escritorio de trabajo y comenzó a diseñar una nueva línea de ropa. Si quería ganarle a Eugenia, tenía que hacer sus diseños mejores que los de ella.

Estaba tan concentrada dibujando. Qué de pronto escuchó a dos de sus nuevas compañeras de trabajo hablando de ella.

— No creo que esa chica sea capaz de ganarle a Eugenia Suárez.

— Dicen que sus diseños son buenos.

— Como el de nosotras, pero la señorita Ashley la quiere porque tiene una riña con Eugenia. Dudo mucho que la logré vencer.

Lali apretó su lápiz. ¿Cómo se atrevían? ¿Es que pensaban que Eugenia Suárez no había nadie quién la venciera? Les iba a demostrar que ella si puede vencer a la gran Eugenia. Demostraría que su talento puede opacar el que tiene ella. 

Poniéndose de pie, giró a verlas. Las dos mujeres se quedaron calladas. Arqueó una ceja y caminó hacia la sala de descanso para tomarse un café. Todos lo que piensan que ella no es capaz de vencer a la gran diseñadora Eugenia Suárez, pues les iba a demostrar que si puede hacerlo.

— Idiotas. — se sirvió un poco de café — les voy a callar la boca a todos.

Se empezó a tomar el café y no pudo evitar no pensar en todo lo que descubrió. ¿Qué pensaría Eugenia si supera que son hermana? Tal vez, no lo crea y pegaría un grito, pero bueno estaba segura que no era el momento que se supiera eso.

Lali sacó los anillos que tendría que haber estado en la mano de su madre y no pudo pasar. Sintió su celular vibrar y al ver de quién se trataba; se sorprendió de ver el nombre de Gastón. Aunque apenas lo conoce, le caía muy bien. Con una sonrisa contestó:

— Hola.

— Hola hermosa. ¿Cómo va todo?

— Bien, pero disculpa que no pueda hablar, pero estoy trabajando.

— Claro. Solo quiero invitarte a salir, ¿Te parece?

— Está bien, Gastón

— ¿Te parece a las siete?

— Cómo tus quieras, pero prefiero que me mandes tu dirección y ya sabes encontrarnos.

— Cómo desees, yo te enviaré un mensaje con la dirección. Adiós linda.

— Adiós.

Tras colgar. Lali no pudo evitar sonreír. Gastón era un buen tipo, y sería muy buen amigo para ella.

Luisa comenzó a subir con la comida para Aníbal. Entró al cuarto y lo vio que estaba sentado en la terraza. ¿Por qué no la podía amar? Se acercó y poniendo la comida en la mesita, y le sonrió.

— Han vuelto mi hijas.

— Su única hija, es la señorita Eugenia.

— Luisa, bien sabes que Lali es mi hija, tanto como Eugenia.

— ¡No! Me niego, no puede ser que quiera a esa maldita. Por lo menos la madre se murió, pero queda esa demonio.

— ¡Basta! No te permito.....

— Estoy cansada de esperar algo por parte de ti.... Toda mi maldita vida llevo esperando que me ames, y nunca paso. Primero se fijó en esa buscona de Magdalena, después siguió la señora Verónica, pero siempre, siempre fue Magdalena. Aún estando casado con la señora, se acostaba con esa zorra y por eso nació esa bastarda.