Capítulo cuarenta y cuatro.

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A Louis le gustaba que Harry se ria, que su amigo que llegó esta mañana lo haga reír, de verdad. Se supone que ya están sanos, libres de nanas y dolores de cabeza. Todavía en recuperación, pero fuera de peligro. Y merecen pasarla bien, reírse y jugar con sus amigos cercanos.

Pero no le ha puesto atención desde entonces, y eso lo frustra. Lo frustra porque hoy quería jugar a muchas cosas con él y Harry ni si quiera volteó a verlo.

Y es que su amigo, Ed, trajo un gran hámster de peluche y muchos tractores de juguete, Harry se vio sorprendido y jugó con ellos todo el día.

Louis observó con desprecio sus autitos pequeños y su maltrecho Señor Osito. Hizo un puchero y se volteó justo cuando Harry le dijo a su nuevo mejor amigo:

"¡Que genial, Ed! eres genial."

Jay observa a Louis y se rie, su niño sintiendo celos por primera vez en su vida, amistosos e inofensivos, claro, se le permitía reírse un poco de ello.

"¡Hawwy!" intentó llamarlo, y él volteó a verlo con las mejillas rojas por la emoción y una sonrisa enorme "¡Mira! ¡Señor Osito se subió al auto!" le enseña, y Harry se rie.

"Sí, Lou. ¡Que lindo!" pero rápidamente puso su atención al falso choque automovilístico que causó Ed contra su hámster "¡Owwww, Ed!"

"Lo siento, Harry, ¡Te dije que estaba en el camino!"

Otra cosa, Ed si podía pronunciar bien el nombre de Harry. Louis lo había intentado, de verdad, pero no le salía.

"Mamá..." Louis gime, y ella y Annette se ríen mientras se acercan a él.

"No te preocupes, cariño, ya se le pasará la emoción" Anne sonríe y le acaricia el flequillo. Louis mantiene su puchero.

¡Malo Hawwy!

Lienzos  {l.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora