Capítulo noventa y uno.

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Si Louis tiene que describir la piel de Harry, diría que es de porcelana. Tan, tan suave y blanca, preciosa contra sus manos cobrizas, tocando y acariciando aquella pieza de arte, Louis cree que es perfecto.

"Quiero conocerte" había murmurado en su oído a altas horas de la noche, cuando la felicidad de hacer el amor con él lo mantuvieron despierto en una nube donde el sueño no llegaba, y Harry parecía estar en el mismo lugar.

Por supuesto, su pequeño ángel se ruborizó y sonrió con timidez, pero dejó que Louis encendiese la luz cálida y descubriese el cuerpo desnudo y tranquilo de su amante.

Harry ha leído sobre este tipo de cosas en los libros románticos que Louis le prestaba en el hospital, el romanticismo literario podía llegar a sentirse tan profundo, y sin embargo jamás se podría comparar a los sentimientos de experimentar tales cosas. Exquisito, diría Harry.

"Tienes la piel tan suave" Louis lo saca de sus pensamientos, apoyando la boca tibia en su hombro, instándolo a acostarse boca abajo. Cando lo tiene como quiere, gime en aprobación "Y lunares. Quiero besarlos todos"

"Son tuyos" dice Harry, la voz amortiguada por las almohadas, sintiendo la sonrisa de Louis en su piel blanquecina, la vergüenza esfumándose con los toques delicados de Louis, la forma en que sus manos se mueven sobre su piel, estudian cada centímetro y besan cada vez que siente la necesidad.

Harry disfruta este masaje improvisado, últimamente sus músculos duelen, se sienten cansados, así que ahora están agradecidos con esas jodidas manos que Louis tiene.

"Date la vuelta" ordena, su palma cayendo suavemente en el trasero de Harry, quien ríe y se retuerce, aspirando el momento y la confianza con la que Louis lo trata.

Es-raramente tranquilizador, sentirse tan cómodos alrededor del otro, no sentirse obligados a llenar los espacios silenciosos porque simplemente disfrutan estar en silencio con el otro. Siempre ha sido así, Harry piensa con una tonta sonrisas, sintiendo la boca de Louis en su cintura, su lengua dejando saliva, rojeces que Harry quiere buscar en si mismo luego.

"Hace dos días tu y yo apenas podíamos mirarnos" comenta Louis, conectando su mirada potencialmente preciosa sobre la de él "Y ahora...estoy marcándote el cuerpo"

Dios mío, Harry va a morir.

Sus piernas se abren por segunda vez para Louis, y el mayor no tiene que decir ni una palabra al respecto más.

Lienzos  {l.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora