Capítulo cincuenta y cinco.

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Cruel humano aquel que se atrevió a tocar corazones tan inocentes, cuyas desabrigadas almas gritaban pidiendo calor, a pesar de que sus pechos estén constantemente calientes por la desazón de una tormenta despiadada que llegó para llevarse la luces en sus ojos cándidos, claros como el océano, palabras encadenadas en ellos, clamando liberación.
Y pese a ello, a tal fatídico escenario, se enamoraron igual.

Lienzos  {l.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora