Lienzos {l.s}

Capítulo setenta y cuatro.

Al final de ese día, los dedos de Harry estaban desgastados en colores de tanto pintar, de tanto retocar, de tanto crear. Si hay algo que odiaba de lo que hacía, sin duda eran sus dedos coloridos y adoloridos, maldita sea.

Por otro lado, Louis tenia los ánimos por el suelo, ese día al menos, así que no hablaron mucho. Harry le ofreció acostarse con él, y en cambio el de ojos azules esbozó una sonrisa un tanto triste para decirle que no se preocupe, que sabía que estaba ocupado y no quería molestarlo.

Harry quería protestar por ello, porque quería consolarlo, sabía que era difícil para él a veces. Sin embargo, Louis no lo dejó ceder. Maldito terco. Déjame cuidarte.

A final del día, el impulso de Harry terminó dominándolo, y se acercó a la camilla de Louis para besarlo suavemente en la frente. Él apenas abrió los ojos y buscó su antebrazo para apretarlo, sonriendo dulcemente.

"¿Terminaste, pequeño artista?" su voz ronca por el sueño. Harry hace una mueca, se arrepiente de haberlo despertado de repente.

"Sí"

"¿Puedo verlo?"

Harry se rie, es adorable, verlo luchar por mantener los ojos abiertos, y si su mano todavía está firmemente agarrada a su antebrazo, no sabe de donde saca la fuerza.

"Mañana, Lou"

"Bien" hace un puchero.

Harry no quiere...que lo suelte. No quiere dormir en su camilla fria, al menos no esta noche, no después de la tarde alejada que tuvieron. Siempre durmió solo, nunca tuvo alguien con quien fuese agradable compartir su espacio personal durante las noches, y nunca sintió que así tenía que ser.

Hasta ahora.

Observa su cuadro sobre su hombro, labios entre sus dientes de nuevo al observar el dibujo, si bien bastante simbólico, todavía explicito. No está seguro si quiere que alguien lo vea, piensa con las mejillas coloradas.

"¿Te subís?"

"¿Ah?"

Sale de su pequeño trance, poniendo sus ojos en el hombre cansado bajo él.

"Si te duermes conmigo..." bosteza.

"Si quieres" y Louis asiente, entonces Harry no necesita nada más.

Louis le hace lugar, y se acomoda para que ambos entren cómodamente, siseando con placer al ser envueltos en calidez.

Abraza a Harry por detrás, y podría sentirse extraño, quizás nuevo, o darles vergüenza.

Sin embargo, no lo hace, nunca lo hizo.

Nunca lo hará.