Capítulo sesenta y siete.

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"Dibujaste"

La voz ronca de Louis hizo que el corazón de Harry martillee con fuerza un par de veces, antes de levantar sus cálidos ojos hacia él, encontrándolo con un libro y lápiz en la mano.

Se queda en silencio demasiado tiempo, así que cuando lo nota se apresura a hablar.

"Sí. Tenía que...sí" corta sus palabras, la mirada de Louis se enfría, y asiente. Harry cree que lo ve sonreír.

¿Que mierda está pasando?

"¿Puedo ver?"

"¿Quieres ver?" no puede detener el tren de la pregunta, y Louis asiente, sin embargo, como si Harry no estuviese, de forma increíblemente sutil, echándole en cara la falta de interés que tuvo en él las últimas veinticuatro horas.

Louis se levanta con cuidado, Harry extiende el pequeño cuadro para que lo observe, y lo estudia con detenimiento, manos apoyadas en su colchón, siente su calor como si estuviera ardiendo por algo que Harry no sabe, y le molesta lo mucho que le gustaría hacerlo.

"Qué lindo es" su voz sale en un susurro.

"No para mí" frunce el ceño, Louis lo mira como si no pudiese creer que dijo tal cosa.

"Me gusta. ¿Qué significa?"

Harry no se esperaba una pregunta así en absoluto, así que no se encuentra respondiéndola en ninguno momento pronto, tarda en reunir las ideas de su cabeza y expresarlas.

"Yo estaba triste, es todo" encoge sus hombros-. Este lugar es triste, no me gusta, la comida no me termina de gustar, algunas enfermeras son malas-su labio inferior tiembla. Tan patético "Quiero estar en casa. No me gusta, siento...siento demasiado. No me gusta" repite, Louis ya no está mirando la pintura. Todos sus sentidos están puestos en Harry y su intento de explicación "A veces la gente no tiene la intención, pero me hacen sentir tonto"

Quizás eso es demasiado, pero Harry es...el alma más sensible que vayan a conocer. A él le apasiona la felicidad, es una forma de regar flores dentro de él. No sabe como explicar que los hechos pueden afectarlo más de lo que deberían. No se avergüenza de ello, siempre pensó que las almas perceptibles son hermosas, porque no se guardan nada, y parecen libres. Sin embargo, en ocasiones puede ser molesto.

"Lo siento" se encuentra diciendo Louis, con su voz pequeña y suave como Harry la describe siempre que puede "No quise-Yo...simplemente-No quise tratarte mal"

Harry acaricia con su dedo índice la luna en su arte, aguantando bastante bien las lágrimas.

"Se te permite sentirte...así cuando estamos en una situación delicada cómo esta. Es entendible" Harry encoge sus hombros "Y me gustaría que no me afecte la manera en la que me mires como si fuese el problema. Pero lo entiendo, ¿Si? Si no sabré yo de perderme en mi mismo porque se que puedo morirme"

En eso, y mientras sorbe su nariz, escucha una risa suave. Louis se rió.

Harry levanta la mirada desconcertado, su ceño dejando de apretarse mientras lo ve sonreír casi delicadamente. Como si no quisiera.

"Dijiste que puedes morirte" Louis explica a la tácita pregunta del otro, y Harry se encoge de hombros.

"Bueno...Es una forma de sobrellevarlo"

Louis asiente, satisfecho, y le pide con movimientos que se desplace un poco para poder entrar también en su camilla. Sin ninguna palabra de por medio, Louis abraza a Harry, la corta diversión desapareciendo, y en su lugar solo puede ver el perfil del hombre a su lado, cuyas pestañas mojadas parecen haberle robado la atención, y sin embargo se encuentra tocando con la mirada sus suaves pómulos, (nunca los acarició, pero está seguro que lo son), ruborizados.

Está agradecido de tenerlo como amigo, y el tiempo nunca pudo cortar su admiración por él. Todo es más fácil, al menos un poquito más.

Lienzos  {l.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora