Capítulo sesenta y cinco.

58 14 1
                                    

Esto es una mala idea, Harry piensa mientras atraviesan pasillos pobremente iluminados, siente el frío en sus dedos donde estos tocan las paredes. Él nunca fue un rebelde, nunca escapó de clases, nunca salió sin su mamá no estaba de acuerdo con ello antes, mucho menos escapó de casa. ¿Qué estaba haciendo?

Parece una película de terror, se da cuenta. Él odia las películas de terror.

"Louis, deberíamos volver"

"Por favor, no seas dramático. Vamos, está allí, ¿Ves? hay un cartelito y detrás está el pelotero"

Harry jadea, decidiendo burlarse de él un poco "Sos un nene chiquito, ¿Te das cuenta?"

Louis sonríe, pero evita que lo mire.

"Bueno, entonces, en mi derechos de nene chiquito, quiero ir al pelotero" se voltea hacia él, pasos deteniéndose "¿Por fi?"

"No me hagas puchero, Tomlinson" suspira, Louis profundiza el gesto, Harry observa sus labios sopesando la situación, pero ya sabe que va a aceptar, siempre acepta cuando se trata de él, y no está completamente seguro si es algo bueno o no, pero decide no cuestionarlo ahora.

Al fin y al cabo, caminó mucho, y está cansándose, piensa con amargura.

"¡De acuerdo! Camina, antes de que nos vean. Rápido"

Algo vibra en el vientre de Harry cuando el ojiazul entrelaza sus dedos rápidamente para tirar de él y recorrer el pasillo que falta, como si fuesen dos prófugos.

Llegan, y entran agachándose donde las barras están para que los niños las deslicen al caminar. Cómo está todo apagado, el servicio no funciona.

Louis no dice nada, simplemente le dedica una suave mirada de ojos potentes, apretando sus dedos entrelazados para pedirle que lo siga, y Harry acepta, porque por supuesto.

Harry lo sigue, observando como usa los juegos como si realmente fuera ese niño de hace diez años, y no un hombre de casi veinte. Su corazón se aprieta con ello. De una linda y dolorosa forma, fría y caliente.

"¿Y?" Louis lo mira desde arriba, manos en la entraña transparente de plástico "Vamos, Nos tiramos juntos, ¿Si?"

Harry lo sigue, dando algunos pasos torpes y siseando de incomodidad, claro, ellos pueden sentirse todo lo niños que quieran, pero no lo son, y el lugar es para gente pequeña, que Harry dejó de ser hace tiempo.

"Eso tomó una eternidad" se queja, y Louis suelta la risa por la nariz, buscando su mano entre el lío, como si fuese nada, natural, algo que acostumbran a hacer (cuando no) (no lo hacen) (ellos no se agarran las manos) (nunca).

"¿Y bien?" ojos verdes brillosos hacia él, Louis tiene que sonreír, por supuesto-. ¿O tienes miedo?

-¿¡Miedo!?-Louis finge sorpresa exagerada, como siempre que hace reír a Harry escandalosamente le gusta hacerlo reír, se dió cuenta los últimos días. Siempre fue alguien que brillaba con la felicidad de los demás "No conozco el miedo, Harold Styles"

"¿Ahora soy Harold?" ojos chispeantes de diversión, si quería sonar enojado, no lo logró.

"Harold" repite con fervor, y el susodicho solo eleva los ojos al cielo, realmente no tan molesto, y aprieta su mano cuando su acompañante comienza a moverse para acomodarse y que los dos entren a la par en el tobogán.

No tienen mucho tiempo de nada más, Louis está empujándolos y Harry solo puede apretar su brazo, antes de reír con él y estrellarse juntos en las pelotas de colores que Harry no recordaba ser tan dolorosas, todo se siente bien dentro de ellos en esos segundos, la naciente felicidad de dos niños libres de peligro y la paz de dos jóvenes que simplemente están sintiéndose como tales, al menos algunos segundos, durante un rato, un pestañeo suave que se desvanece al caer, y sin embargo la sensación todavía brilla en sus pechos cálidamente después de ello.

"Creo que eso fue lo más divertido que hice este año"

El ojiverde sonríe, de acuerdo con esas palabras, mientras se acomoda junto a Louis, apartando todas las pelotas que pueden estar debajo de él, un tanto molestas, si puede ser sincero.

Respiran un tanto agitados, en silencio y a lado del otro. Louis juega con algunas pelotas, y Harry lo observa manosearlas como una sonrisa boba y cansada, como si estuviera en paz, y los planetas d e hayan alineado por el simple hecho de estar en un pelotero de niños rodeado de pelotitas de colores. Puede ser algo patético, no quiere pensar en ello.

"Ojalá pudiera quedarme aquí para siempre"murmura Louis entonces, los ojos de Harry intentan escanear sus facciones en busca de algún sentimiento negativo detrás de sus palabras, pero no hay nada además de felicidad opaca en ellas.

"Podríamos"

Louis suelta la risa por la nariz, la sonrisa de Harry ensanchándose lentamente, brillante.

"Me gustaría ser un niño de nuevo" continua "Mi inocencia quizás haría que esto sea más fácil"

Harry traga saliva, apartando la mirada de él; ellos nunca hablaron del tema ni si quiera cuando se presentó la posibilidad, no está muy seguro por qué, pero hablarlo hacia todo más crudo y real, casi los volvía vulnerables, aunque Harry piensa que siempre fue un poco de eso, un vulnerable con el alma desnuda, expuesta.

"¿Crees eso?"

"Los niños son luz, Harry. Son ángeles en la tierra" su voz es suave, como terciopelo, quizás. A Harry siempre le gusta escuchar su voz, se siente como el goteo suave de la lluvia sobre las hojas de un árbol, por más específico que eso suene.

"¿Ya no lo somos?"

"¿Qué?"

"¿Ya no somos luz?"

Louis voltea a verlo, ojos de océano estudiando sus facciones, lentamente y sin apuro, deteniéndose en su boca, y luego sus ojos para hablar.

"Tú lo eres"

El pecho de Harry revolotea, y baja la mirada para ocultar el inesperado rubor que tiñe sus pómulos. Pero se siente bien, cálido y gélido a la vez, de la mejor manera. Él no entiende muy bien eso, todavía.

"Tú fuiste mi luz, la primera vez, Lou" susurra, solo porque quiere, de cierta forma, que Louis sepa que el también es luz, que si puede darle un lindo significado a ello, Louis lo es.

Él sonríe, volteándose un poco más hacia él. Sus meñiques se rozan abajo donde sus manos están apoyadas, y se miran profundamente a los ojos antes de entrelazarlos con fuerza. Es todo tan malditamente perfecto justo ahora, se siente todo tan correcto, todo tan...fácil. Sin barreras, ni enfermedades, ni llanto, ni dolor. Harry no siente otra cosa que no sean sus meñiques entrelazados, el color de sus miradas mezcladas, y su pecho rebosando de calor.

"Tú fuiste la mía"

Lienzos  {l.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora