Capítulo 52: Tradiciones.

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Comencemos…

A pocos días del festival de invierno, Rin y Sesshomaru aún tenían tiempo a solas en lo que llegaba Jaken con lo nuevos atuendos. Como era de esperar tenían días sin ver a los sirvientes del palacio, ni siquiera Asagiri o Dai. Era de noche y un baño en el onsen ayudaba mucho a Rin para descansar, aunque estos días no lo había hecho mucho.

Rin: De verdad quiero darme un baño tranquila, Señor Sesshomaru… Usted no ayuda con eso. – Se quejaba haciendo un puchero.

Sesshomaru: No he hecho nada, eres tú la que pensó en esas cosas… Simplemente estoy ayudando a mi esposa a darse un baño ¿Eso es malo? – Alegó cínicamente.

Dentro del onsen, Sesshomaru tenía a Rin sentada en sus piernas de espaldas, según él ayudaba a tallar su espalda, pero en realidad aprovechaba esa excusa para pasar sus manos más abajo.

Rin: Desde hace rato que dejo de usar la esponja. – Lo miró disgustada, aunque muy sonrojada.

Sesshomaru: Oh… Es por eso, bueno yo solo quería ayudarte, debes asear cada rincón de tu cuerpo ¿No? – Dijo eso introduciendo otro dedo en la vagina de Rin, ya tenia dos dentro.

Rin: ¡Aaaah! P-porfavor, aún esta sensible… déjeme descansar. – Con su voz aguda suplicaba.

Sesshomaru: Dices eso, pero tu aroma dice otra cosa… No lo niegues. – Lamiendo las mojadas y coloradas orejas de Rin susurraba.

Rin: Yo… No lo controlo ¡Aaaah! – Gimió fuerte haciendo eco en la habitación.

Ahora Sesshomaru movía sus dedos apresuradamente en el interior de Rin, rozaba su clítoris y jugaba con sus labios vaginales. El agua chapoteaba por el piso porque ella empezó a patalear.

Sesshomaru: Me puedo detener si quieres, pero ya empecé y no creo que te guste quedarte a medias. – Le llenaba de satisfacción conocer a la perfección las reacciones del cuerpo de Rin.

Rin: E-es usted muy cruel… - Tartemudeó eso antes de voltear a verlo y besarlo con deseo.

Volteando su cuerpo al frente, sin dejar que los dedos de Sesshoamru salieran, ella pegaba sus senos en el pecho de Sesshomaru. Hacia frio y el cuerpo del inuyokai siempre esta caliente. Últimamente sentir eso la mantenía pegada al demonio. Esta vez poniendo de su parte ella mecía sus caderas mientras que él se aseguraba de llevarla al clímax. Por mucho que quisieran hacerlo como normalmente lo hacen, sería complicado. Rin estaba un poco adolorida de tanto hacerlo. Su celo estaba en fases finales, pero su libido seguía intacto. Durante tres semanas enteras lo habían hecho sin parar, ella tenia su intimidad un poco adolorida y decidieron esperar, pero las cosas no habían resultado como lo planeado.

Rin: ¡Lo quiero a usted! – Gritó desesperada acomodándose para montarse sobre su miembro.

Sesshomaru: Dijiste que te dolía, por eso estaba usando mis manos, Rin. Espera… ¡Argh! – Quiso detenerla, pero ella ya había logrado quitar sus manos y meter su miembro perfectamente erecto.

Liberó un gran suspiro y se quejó un poco por el leve dolor que sentía. Su intimidad seguía irritada porque lo habían hecho con más rudeza.

Rin: El Señor Sessshomaru también lo quiere… Además, aunque duela un poco se siente bien, solo hágalo despacio ¿Sí? – Pasando su dedo en los labios del daiyokai para incitarlo.

Ante esa petición él no podía negarse, más si ella se movía de esa manera tan sensual. Lo único que hizo fue sostener la cintura de Rin para ayudarla a embestir.

El poder de la confianza: Sesshomaru y Rin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora