Christmas

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–Es una pena que estos chicos vivan demasiado lejos y estén tan ocupados cuando se quieren tanto– Comentó la madre del moreno cuando los aludidos se dirigían al balcón del departamento.

–No quiero tener que esperar año tras año a que llegue el veinticuatro de diciembre para poder verte– Miró sin ánimos al menor y confesó –Odio pensar que llegarás con alguien más–

Chenle observó su rostro por varios instantes y luego al paisaje. Sonaba como una despedida, una ruptura, y él no deseaba eso. Comprendía que la situación no era fácil de llevar, también que el canadiense tenía inseguridades no tan descabelladas, hasta él se lo había planeado, ¿qué pasaría si Mark no lo espera? O peor, ¿qué sería de él si justamente lo espera junto a otra persona?

El mayor estaba cansado, quería una respuesta que le diera tranquilidad, quizá un simple estoy de acuerdo o un solucionémoslo, lo que fuera menos aquel silencio tan lógicamente frío.

El otro comenzó a cantar suavemente sin desviar la vista del barandal pese al nudo en su garganta. Entonces se armó de valor y musitó –Sé que no tenemos la mejor de las relaciones y que hay suficientes contras para convencernos de rendirnos, ¿pero es lo que quieres realmente?–

No lo sabía, había pensado en ello durante casi tres meses y no había hallado una respuesta –¿Me dejarías ir sin más?–

Entonces no hubo rodeos –Después de las miradas brillantes y los momentos inolvidables ya nada me sabe igual, me gustaría creer que es tu culpa, pero te amo demasiado para mentir de esa manera, no quiero que lo nuestro termine–

–Mas no hay una solución para la distancia y eso nos irá destrozando aún más–

Ese maldito árbol imaginario en el camino impedía que ambos lograsen su objetivo, el permanecer unidos.

–No comprendo por qué sacaste este tema, honestamente, creí que ya habías pasado de página–

Lee ladeó su cabeza con confusión –¿A qué te refieres?–

–Tu madre le comentó a la mía que ya hay alguien especial en tu vida y que lo presentarás esta tarde ...¿Puedo saber quién es?–

El mayor dudó si responder –Quería que me dijeras primero qué es lo que esperas para nosotros–

¿Realmente armaría una relación estable, y potencialmente bella, con otra persona según la respuesta que él le diera? El chino quiso gritarle o golpearle directamente por su idiotez, pero se detuvo a pensar y nuevamente se puso en el lugar del Lee.

–Está bien, Hyung, yo lo estoy– Dijo con una sonrisa de Mona Lisa mientras veía la decoración de la calle –Fui feliz mientras duró y con eso me es suficiente. Puedes hacer lo que desees, yo te dejo en libertad–

El semblante triste de Mark pasó desapercibido por el menor cuando la madre del mayor los interrumpió –Cariño, ¿a qué hora vendrá tu invitado?–

–Él no vendrá, no quiso hacerlo– La mujer asintió y le brindó una breve sonrisa comprensiva antes de irse.

–¿Por qué no? Creí que ya tenían todo arreglado– Quiso sonar sarcástico, mas estaba un poco preocupado por el más alto.

–Porque tú lo decidiste así– Un llamativo qué escapó de sus labios –Tú eras mi persona especial y no quieres continuar con esto–

–Dijiste no querer seguir con este ritmo, creí que querías terminar conmigo–

–Quiero que estemos seguros de nosotros– El menor se sintió ofendido y estúpido. Lo miró con desaprobación y se fue del departamento sin prestar atención al ambiente navideño que había dentro.

–¿Discutieron otra vez?– Preguntó el padre del menor y él no supo qué responder– Todavía recuerdo cuando se conocieron, Chenle terminó un mar de lágrimas y su hermano te pidió por horas que fueras a hablar con él–

–Esta vez no iré– Murmuró.

–Tu mirada era tan dura en aquel tiempo y él tan... catete, claramente no iban a congeniar. Supongo que es normal que ahora sean tan unidos pues han crecido juntos y se han acostumbrado al otro–

Los mayores comenzaron a hablar entre sí, olvidando casi completamente la conversación con el menor. Éste se sumergió en sus pensamientos. No sabía qué quería el chino, menos él mismo.

–Lele no se muestra tan alegre como en estas fechas y jamás lo había visto tan enojado con alguien a quien quiere. Sé que hay algo entre ustedes, no soy ciego... Y sé que sólo han sido unos minutos, pero él también debe extrañar tu compañía–

Aquello le hizo reaccionar, él también lo extrañaba tortuosamente. Debía hablar con él y decirle todo lo que sentía, dejar de lado los tontos filtros que habían empleado durante esos años.

Se levantó y salió de su hogar, por suerte conocía lo suficiente al menor de los Zhong para saber dónde estaría. Corrió hasta el parque del pasaje continuo y allí lo vio.

Se sentó en el otro lado del sube y baja sin poder hablarle, seguía siendo un cobarde.

–¿Recuerdas cuando fuimos al lago de Andong?–

–No alcanzamos a llegar– Corrigió con sequedad.

–Nos detuvimos justo donde no debíamos y cuando salimos del local de comida, el auto ya había sido remolcado–

–Lo recuerdo, no es necesario que me lo cuentes nuevamente–

El mayor simplemente lo ignoró y siguió –Ese día comenzó nuestra amistad, cuando nos animaste y entendí que me había equivocado contigo–

–No debió hacerlo, míranos ahora, Mark–

–Seguimos igual de enamorados que hace tres años–

–No, es mejor que lo dejemos y que cada uno siga por su lado. El próximo año crearé alguna excusa para no venir y listo, hoy será nuestro adiós–

–Mejor no te vayas– Quería llorar, mas el frío se lo impedía. Entonces se percató que el canadiense a penas llevaba un impermeable, seguramente no se había fijado del clima por buscarlo, le pasó su bufanda y éste agradeció en un suspiro, quería seguir sintiendo la cercanía del chino.

–Incluso si me quedo, en algún momento tendré que irme, no lo evitemos por más tiempo–

–Quédate aquí y busquemos algún lugar donde vivir, juntos–

El chino se rió suavemente –El frío te hizo mal y eso que en Canadá está siempre helado, bueno, debe ser justamente por eso–

–¿Por qué no hacerlo? Es una locura, sí, pero nada nos impide cometerla–El más bajo lo miró por unos segundos.

–Creí que para ti esto había sido el error más grande de tu vida y no quiero que sea peor para ninguno–

–Está lejos de serlo y aun así sería un error convertido en acierto. Lele, te amo demasiado, quedate conmigo–

–Dicen que estar enamorado es como estar demente– Miró al otro con una sonrisa brillante –Seamos locos juntos–



Hola, personillas bellas, les recuerdo que cambié y sustituí varios de los oneshots ya publicados c;

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