Raw Ɖɛal

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Discúlpame, Lele, mi voz no fue suficiente para silenciar las otras. Ellos no conocen el ser hermoso que está frente a mis ojos.

Aquella noche estrellada, grabada en mi memoria, le dije "te amo tal como eres, incluso si el resto no comprende la belleza que hay en ti. Yo lo pude hacer, tu sonrisa me cautivó y no quiero dejar de verla."

Sus ojos brillaban como dos luceros. Se acercó con una sonrisa más encantadora como ninguna otra y me besó. Me permitió ser parte de él, compartimos risas, miedos, sueños, suspiros y lágrimas. No quise apartarme de él, ahora sé que no debí hacerlo.

Por la tarde del día siguiente llegué y lo llamé, siempre lo hacía hasta que me contestara. Esta vez no fue así, busqué por toda la casa. Pensé que no estaba allí, pero mi pecho me decía lo contrario. Caminé con miedo hasta la piscina, ese lugar que tanto le desagradaba y que lo hacía estremecer, pues cada vez que miraba el fondo, se perdía en sus pensamientos y convivía con sus demonios.

Su cabello y sus ropas se movían lentamente con las escasas ondas del agua. Su rostro blanquecino tenía una expresión neutral, quizás de tranquilidad.

Con desesperación me sumergí en el agua y lo tomé en mis brazos. Mi pequeño no reaccionaba, su alma ya no estaba en ese cuerpo, aun así podía sentir como su vida se escurría por mis dedos junto a las gotas de linfa.

Ahora mi corazón carece de sentimientos, a excepción del odio y la injusticia en mi consciencia. El desgraciado que me quitó al amor de mi vida está libre, ni siquiera debe recordar a la persona que asesinó.

Zhong Chenle no era nada de lo que se dijo de él, era el ser más bello, único y honesto que ha pisado este mundo.

Vivió con miedo sus últimos meses y cuando comenzaba a creer en un futuro, se lo arrebataron.

No puedo traer de vuelta a Chenle, nadie puede. Sin embargo, él merece justicia, que su muerte no quede impune y que así su historia no se repita.

Mi único propósito es luchar por ello, que él no quede en el olvido por no tener una voz que pueda ser escuchada por todos. Yo daré la mía, lucharé por él como no pude en su vida.

Yo no me rendiré. La única forma de hacerme guardar silencio es matándome al igual que a él, porque Zhong Chenle no se suicidó.

Las cámaras dejaron de tomar fotografías de la conferencia y él bajó de la tarima con sus piernas temblando. El recuerdo del menor y pensar que no volvería a presenciar su sonrisa, lo atormentaban de sobremanera.

Miró hacía el cielo, sabía que su pequeño ángel lo estaría observando desde allí y sonrió.

Aquella era la única razón que tenía para seguir viviendo. Pero en cuanto se hiciera justicia, cuando aquella red de corrupción fuera derrumbándose y el nombre del chino estuviera en la memoria de todos; se volverían a juntar, ambos con la tranquilidad en sus pechos, con los dedos entrelazados al mismo tiempo que el chino posicione su cabeza en el hombro del canadiense tal como lo hacía antes.

Lee descubrió que sin el otro nada tenía sentido, él era su motivo de ser y seguiría con su causa hasta finalmente perecer y quedar dormido entre sus suaves brazos.


Desde siempre ha existido la injusticia, es sólo que ahora están saliendo a la luz, no los dejemos pasar ni mucho menos olvidar

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Desde siempre ha existido la injusticia, es sólo que ahora están saliendo a la luz, no los dejemos pasar ni mucho menos olvidar.


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