Iŋƒiɖɛlitɣ

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Había pasado un año, pero Chenle recordaba muy bien lo que había pasado, tenía grabado en su memoria cuando entró al cuarto y encontró a su novio con un alguien más, y no exactamente en un acto inocente.

Todo fue tan explícito y rápido, no hubo tiempo para llantos ni impactos. Simplemente dijo –Supongo que eso es todo, hemos terminado–

Mientras más lo analizaran, su decisión había sido la mejor, cortar por lo sano y que cada uno siguiese su camino, sin embargo, estos parecían querer encontrarse nuevamente.

El mundo es tan grande, durante todo ese tiempo el mayor había estado en su país natal y de pronto estaban frente a frente, en la mesa del fondo de un café.

Lee tenía la mirada perdida en algún lugar y Zhong no lo dudó antes de acercarse a él.

Se paró junto a la mesa del mayor y esperó a que éste lo notara para sonreírle brillantemente, dejando al sin otra opción más que permitirle sentarse en la única silla desocupada.

–No esperaba encontrarlo aquí– Se mordió la lengua, no debía ser tan obvio.

El canadiense sintió sus mejillas arder, aquel lugar fue testigo de tantas citas y besos robados, cómo se atrevía a frecuentarlo luego de lo que hizo.

–¿Espera a alguien?– Preguntó con desinterés al ver que Lee no hablaría.

–Sí– Aquella respuesta los estremeció a ambos –Sin embargo, sería incapaz de invitar aquí de manera romántica a alguien que no seas tú–

–No sé si creerle, supongo que ya conoce el porqué–

–En verdad, lo lamento demasiado, no era consciente de lo que hacía–

–No es necesario que me de explicaciones de algo que ya no tiene importancia–

–Para mí sí la tiene. En aquella etapa de mi vida tomé muchas malas decisiones, te alejé para irme a drogar con desconocidos y no noté mis errores hasta que te fuiste. Desde entonces he estado en rehabilitación, aunque dicen que no puedo avanzar porque tengo ciclos sin cerrar y vine justamente por eso, para poder conversar contigo. Prometo que esta vez te cuidaré y amaré como lo mereces–

–Sabía no era la primera vez que me engañaba, aunque jamás pensé que sucedería en nuestra cama, menos que no haría nada para intentar remendarlo. Bueno, al menos sirvió de algo– Se levantó de su lugar y sonrió de lado, ignorando los intentos del otro por seguir hablando –Yo también espero a alguien, fue un gusto haber tenido esta charla con usted–

El canadiense imitó la acción del menor mas con desespero, no quería dejarlo ir y menos cuando sabía que había otra persona. Había hecho algo imperdonable y era consciente de ello, no obstante, seguía amándolo como antes de caer en su adicción. No, estaba incluso más enamorado que cuando lo conoció y perdió.

Entonces se detuvo al ver una figura conocida, un hombre más alto que ambos había entrado al local con una gran sonrisa cordial.

Mark se sintió completamente pequeño cuando el de hoyuelos se acercó a ellos, porque lo había encontrado tan desesperado y cuando Chenle se puso a su lado para presentarlo como su novio, se vio sumamente miserable.

La sonrisa del coreano desapareció al encontrarse con aquel rostro tan conocido y el propio mostró remordimiento –Lo siento, no quería que lo supieras de esta manera o no todavía–

–YoonOh, espera, no ¿Ustedes qué...?–

–Sabía que no saldría de ese agujero solo, así que contacté a Jaehyun para que le presentase el programa de rehabilitación– Miró a su acompañante con comprensión al notar que éste seguía sin poder sentirse mejor –Me insistía cada semana para que nosotros habláramos, pero ambos sabemos bien que no estoy dispuesto a olvidar lo que sucedió–

Oᥒᥱ-Shots MᥲrkᥴhᥱᥒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora