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Risks

–¿Casado?– Me preguntó un hombre tras sentarse en el taburete a mi lado.

–En realidad no– Respondí para dirigir mi mirada hacia mi dedo anular -Mis padres todavía esperan que forme una familia perfecta-

–¿Y no quiere tenerla?– Volvió a preguntar tras pedir una botella de soju.

–No miro para ese lado– Comenté esperando que se alejase disgustado, no que sonriera con mayor entusiasmo –¿Usted sí goza de libertad?–

Rio bajo antes de dignarse a verme y luego canturrear –Lamentablemente no por decisión propia, él quiso una relación abierta y yo accedí a terminar nuestro espectáculo–

–Entonces busca una relación estable en esta ciudad oscilante–

–Yo también puedo seguirle la corriente–

Su mirada era demasiado penetrante para mantener la mía, en cambio, mi intriga por el tono de aquel sujeto permanecía.

Bebí de la cerveza que tenía entre mis manos intentando ignorar el objeto dorado que yacía en una de ellas.

–¿A qué se refiere?–

No supe si me ignoraba o si realmente estaba absorto en aquella música tan bulliciosa como vacía, sólo me limité a sonreír ante sus movimientos suaves. Entonces cerré mis ojos dejando escapar un suspiro, todo parecía tan falso en ese lugar y ya me comenzaba a asfixiar que la vida las personas se estuviese volviendo tan superficial. No obstante, aquel desconocido no parecía falso sino irreal y eso me asustaba de cierta manera.

–¿En qué trabaja?– Lo miré sobresaltado, creí que nuestra conversación ya había terminado –Luce agotado–

–No se puede esperar nada más cuando se trabaja en algo de lo que ya nadie se fía– Volví a beber y sonreí sin gracia –Soy cientista político–

-Pero no político, así que no debería angustiarse, mejor recalque aquello que los diferencia- Esta vez su voz salió con simpleza, quizás hasta con algo de reflexión previa.

–¿Qué hay de usted, es feliz con su trabajo?–

–Acabo de renunciar a mi puesto predilecto, supongo que ahora soy un fugitivo dentro de la compañía familiar– Su risa me contagió y luego me dediqué a analizarlo durante unos instantes, asegurándome que estuviera atento a lo que estábamos formando y no a nada más.

–¿A qué se refería antes con seguirle la corriente?– Su sonrisa segura fue disminuyendo de intensidad y desvió sus ojos de mi rostro.

–Supongo que ya me arrepentí ¿Puedo conocer su nombre?– Dejé el tema olvidado y asentí dubitativo.

–Mark Lee– Me miró con confusión y yo a él con burla.

–¿Lee Makku?– Asentí sin darle mayor vuelta, no me preocuparía de corregir su pronunciación si ese sería nuestro único encuentro.

–Zhong Chenle– Hizo énfasis en cada sonido para que yo no cayese en su equivocación, algo ingenioso, aunque superfluo de su parte.

Hablamos de distintos temas e intentamos animarnos brevemente cuando lo creímos necesario. Yo le expliqué cómo funcionaba mi carrera y él me contó que su empresa era de seguros; absolutamente nada que nos interesara mutuamente, mas la compañía que nos brindábamos se comenzaba a hacer cada vez más prometedora.

Ya asqueados del sabor amargo y monótono de nuestros licores, decidimos pedirle al barman que nos sirviese algo de tonos dulces.

En cuanto llegaron ambos vasos no supe qué decir, mi acompañante lo bebió con lentitud y me sonrió con sus ojos brillantes.