Wɛɖɖiŋg Ɖaɣ

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Chenle sabía que la decisión que había tomado hace tres meses era correcta, aunque su corazón roto no lo sintiese de esa manera.

Se sentó en uno de los puestos del centro tras meditarlo uno momentos. No tenía la osadía para estar adelante y no quería verse débil por ir al final. Tampoco era como si pretendiera ocultarse de lo inevitable, de la muerte silenciosa que presentaba para él aquella celebración.

-Todo está hermoso, planificaron esto por mucho tiempo -Sonrió con tristeza snte la frase dicha en la distancia. Era cierto, incluso les había ayudado a elegir la carta de invitación.

Taeyong se sentó a su lado con cuidado -¿Qué haces aquí?- Preguntó tan bajo como pudo.

-Estoy dejando ir a la persona que amo-

-Ya lo perdiste- Le miró con lástima -¿Para qué estar aquí?-

-En realidad lo hago por mí, sé que él no cambiará su decisión sólo con verme- Zhong observó sus manos y el mayor suspiró.

-Deberías cuidar de ti mismo- Lo sabía, pero no hallaba la forma de hacerlo- No mereces hacerte más daño del que ya se han hecho -Optó por callar, no quería mentirle también a sí mismo.

Un hombre alto y esbelto, vestido perfectamente de frac, llegó con una sonrisa brillante hasta su lugar. Habló con algunas de las personas cerca de él mientras esperaba con una impaciencia obvia a que llegaran los demás invitados y finalmente los novios.

'Novios', aquella palabra le dolía incluso si sólo pasaban por su cabeza y ahora tendría que escucharla durante cuatro horas seguidas. Y el 'hasta que la muerte los separe' sería su propia condena.

Se lavantó determinado a irse y no mirar atrás, debía dejar allí a su propia alma si quería continuar con su vida sin más preámbulos.

Entonces llegó Donghyuck a decirle en el oído a Taeyong algo que trasformó el rostro. El menor parecía desconcertado, ni siquiera había reparado en su presencia o si lo hizo no era nada comparado con el problema que ahora resbalaba por la mente del Lee mayor.

-Diría que es tu culpa, pero aún no saben que estás aquí- El menor no comprendió sus palabras -Chenle, deberías ir a hablar con Yuta-

No, no podía arrepentirse ahora. Acercó su oreja a la puerta que lo separaba de la feliz pareja con temor de escuchar aquello que le diera más sentido a su dolor.

-No puedo casarme con alguien que me engañó-

-Dijiste haberme perdonado- Murmuró con la mirada en el suelo.

-Lo hice, pero no puedo estar contigo. El amor ya no existe entre nosotros, en verdad nunca estuvo, ¿o sí?-

-Es por Chenle, ¿cierto?-

-Aunque fue el que más me dolió, no es sólo por él, hay tantos que no tienen justificación- Nakamoto intentó calmarlo, todo en vano -¡Me engañaste con el hombre que amo!-

El menor saltó en su lugar, su respiración y sus latidos se volvieron erráticos, resonando en sus odios, prohibiéndole analizar bien sus palabras o sus propias acciones antes de ingresar al lugar de la discusión.

-Jamás me he acostado con Yuta- El rostro del nombrado se llenó de pánico.

-¿Cómo tienes el descaro de venir a nuestra boda?- Gritó.

-No seas hipócrita, tú arruinaste nuestra felicidad con tus inmundas mentiras-

El moreno salió del impacto -¿No tuvieron nada?-

-Las únicas veces que estuvimos cerca fue por ti, para que no sintieras que estábamos siendo egoístas-

Lee se giró para ver el rostro de su prometido, sólo encontró mentira en éste.

-¿Por qué creaste todas esas mentiras? No puedo creerlo, querías mantenerme a tu lado a como diera lugar, sabiendo que moriría lentamente por eso. No me amas realmente, Yuta-

En ese momento el japonés comprendió la gravedad en cada uno de sus errores.

Cada una de sus palabras y gestos románticos habían quedado enterrados en el pasado por sus propias manos, por no haberle dejado ir cuando dejó de sentirle suyo. La comodidad de la rutina le había nublado la vista, no le permitía ver que estaba abriendo sus pechos de manera horrenda, tan diferente a la que tenía pensada para su boda.

-Jamás creí que llegaríamos tan lejos con esto, supe desde el primer momento que no tendría tu afecto por más que me esforzase y te lastimé pese a amarte sinceramente. Ya no lo haré más, Mark, te dejaré en libertad-

Miró por última vez al que pudo ser su esposo, la misma persona que anheló proteger y a quien jamás logró comprender, quien ahora ni siquiera podía mirarlo a la cara y no pudo decirle realmente cuánto lamentaba todo lo que había hecho.

Cuánto odiaba que su último recuerdo juntos fuera ese, en cambio, sólo era un reflejo de lo que tenían y lo debía aceptar ...se a odiaba a sí mismo con todo su ser.

Zhong siguió al canadiense hasta el que sería su cuarto y lo abrazó fuertemente, podía sentir cómo se iba desmoronando en el acto.

A los minutos escucharon la voz de Yuta anunciando que la boda se cancelaba, mas no se movieron: no querían dejar de sentir el calor del otro, menos salir de su pequeña paz tras todo lo que habían sufrido por amor. Ciertamente el autor fue una persona de carne y hueso, no obstante, comprendían bien que aquel agridulce sentimiento fue su principal motivación.

La gente comete miles de locuras por amor y son perdonadas por la empatía de quienes desearían haberlas hecho, por personas como ellos que no lucharon lo suficiente en su momento por el amor y la felicidad del otro.

El lugar estaba completamente vacío a excepción de ambos desilusionados, quienes caminaban lentamente, haciendo que sus hombros se rozaran suavemente con cada paso que daban.

No estaban seguros de lo que sucedería después, ni siquiera encontraban las palabras para romper el silencio abrumador. Sus sentimientos permanecían y eran sinceros, sin embargo, hasta el momento las circunstancias no estaban de su lado y aquella idea les invadía de temor.

Habían llegado a la salida del local y sus corazones seguían latiendo desenfrenados. Mark entrelazó delicadamente sus dedos con los del chino, no sabía qué quería trasmitirle exactamente con ello, mas les daba esa adrenalina necesaria para que sus mejillas se ruborizaran y que sus miradas se unieran con valentía, con sinceridad.

-¿Crees que podamos intentarlo? -Preguntó el más bajo en un susurro y con una sonrisa casi invisible.

-Supongo que ahora nada nos detiene -Respondió el otro con simpleza, pero su significado escondía mucho más que eso: se trataba de un pacto dulce e impronosticable, como cualquier inicio de una relación, con altos y bajos, pero llenos de amor.





-Supongo que ahora nada nos detiene -Respondió el otro con simpleza, pero su significado escondía mucho más que eso: se trataba de un pacto dulce e impronosticable, como cualquier inicio de una relación, con altos y bajos, pero llenos de amor

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Del 1 al 10 a esta historia le doy 4, y con mucha suerte.

He pensado en borrar ciertos capítulos y quizás volver a subirlo cuando los haga nuevamente, pero algo me lo impide, así que me disculpo de antemano si algunos de mis oneshots se encuentran fuera del parámetro habitual.

Oᥒᥱ-Shots MᥲrkᥴhᥱᥒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora