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Mark había ido a buscar a Chenle a su casa, cruzando los dedos para no encontrarse con sus padres o con sus abuelos. En lugar de eso se encontró con su primo político, lo cual tampoco era mucho mejor.

–Me pidió ayuda para elegir qué ponerse, pero lleva dos horas encerrado– Se explicó desinteresado.

–¡Lo que te diga no es cierto!– De pronto se escuchó un grito al inicio de las escaleras y el menor apareció con una gran sonrisa. Se despidieron de Renjun y corrieron hasta el auto de Zhong.

Minhyung nuevamente cruzó sus dedos para pedirle a los dioses, o a quién fuese, que los protegiera de la muerte o de alguna posible multa.

En el camino hablaron del hermoso lugar al que irían y el canadiense soltó un comentario que los hizo mantenerse en silencio, el menor simplemente no sabía cómo reaccionar ante algo tan dulce ¿Él realmente era lo más hermoso de este mundo? Ya lo sabía, claro que sí, pero que se lo diga su persona especial y posible amor de su vida hacía que tomase un significado más profundo y romántico.

Cantaron cada canción que salía en la radio, incluso si no la conocían; estaban viviendo el momento de sus vidas hasta que las pequeñas gotitas de agua se convirtieron en un aguacero.

–¿Te parece si comemos en un local cercano?–

–Nos mojaremos al entrar y salir, te castigarán si mojamos los asientos–

–Entonces vayamos a un lugar de comida rápida, pasamos a esas casetas bonitas y comemos algo rico–

–No puedes comer gluten–

–¿Acaso no te gusto? ¿Por qué quieres cancelar nuestra primera cita? Yo sólo quiero comer cosas deliciosas contigo y así poder darnos nuestro primer beso tras una escusa tonta, pero me estás poniendo todo muy difícil, Hyung–

Tomó su mano con cariño y una sonrisa tímida ante lo dicho –Quiero que todo sea perfecto porque me gustas demasiado, Lele–

–Oh– Susurró el otro y besó los nudillos del mayor haciendo que sus corazones se aceleren –Con esto me basta por ahora. Volvamos a casa y hagamos una pijamada como la que hacíamos tras una ruptura de Jaemin-Hyung–

–¿Con helado, galletas y muchos trozos de sandía?– Preguntó más emocionado que antes y el chino asintió.

Quizás su primer intento de cita no fue tan terrible, en cambio, el segundo ni siquiera se pudo concretar.

El padre del chino escuchó cuando éste le propuso una nueva fecha para su encuentro y no reaccionó de la mejor manera. Echaron no muy políticamente al mayor de su hogar y conversaron por horas con Chenle sobre la situación.

Afortunadamente no eran una familia homofóbica, mas sí sobreprotectora, no dejarían que nadie se acercara al menor de sus hijos cuando lo seguían viendo como el pequeño niño de la casa.

Estuvieron dos meses sin verse hasta que el mayor lo ayudó a escaparse por la ventana de su habitación.

–¿Tercer intento?– Cuestionó al ver la casa de Lee toda decorada con frazadas, almohadas, botanas y películas para escoger.

–Los cines cerraron hace una hora, así que quise traer uno a nosotros para nuestra primera cita–

–¿Puedo elegir la película?– El más alto asintió y reprodujo la misma que compró sabiendo que Zhong deseaba ver hace meses –No creí que ese mito fuera verdad– Susurró a los pocos minutos después.

–¿Cuál mito?– Preguntó mientras jugaba con su cabello.

–Que uno de los enamorados mira la película y el otro a su acompañante aunque sabe que tendrá que fingir que entendió el drama una vez que termine–