Capitulo 07

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Bianca Benedetti.

Me levanto producto de unos ruidos provenientes del primer piso. Que extraño. A travieso el pasillo, y cuando llego al inicio de las escaleras escucho un golpe seco y todo en mí se pone alerta. Por instinto me agacho y trato de ver a través del barandal lo que ocurre abajo. Sin embargo, la densa oscuridad no me permite ver bien.

Entonces, un sonido fuerte retumba en toda la casa, al mismo tiempo que un rayo de luz se cuela entre una de las cortinas, fugazmente. Tan rápido que a penas logro procesar lo que pasa. Pongo ambas manos sobre mi boca para evitar gritar cuando veo como un hombre le disparó en la cabeza a mi papá. Él cae al suelo, junto al cuerpo de mi madre. El pánico se apodera de mí, y, tratando de no hacer ruido, regreso a mi habitación. Empiezo a buscar mi teléfono desesperada, y con los dedos temblándome, marco el número de mi hermana. Sé que está en otro continente, y no sé que pueda hacer para ayudarme, pero estoy tan asustada que es lo único que se me ocurre.

Joder, estoy muy asustada. Aprieto mis labios para evitar soltar algún ruido, escucho pasos en el pasillo y siento que la garganta se me cierra, completamente presa del pánico. Beatrice no contesta el teléfono, y los pasos se escuchan más cerca, hasta detenerse frente a la puerta de mi habitación. La llamada da al buzón de voz.

Soy Beatrice y en este momento no puedo contestarte, deja un mensaje antes de que te maten.

No. No. No.

La puerta se abre, y una silueta me apunta con un arma. Ya no soy capaz de controlar los sollozos, mi corazón está a punto de explotar, y caigo en cuenta que voy a morir justo ahora. El sonido de un disparo retumba en mis oídos y me marea.

Abro los ojos de golpe y solo veo el techo del departamento. Tengo que quedarme quieta un momento para poder procesar que lo que acaba de pasar no fue real, fue solo una pesadilla. Estoy sudando, y mis manos siguen temblando. Lo que pasó esa noche fue más fuerte, y me ha afectado más de lo que he admitido. Desde entonces tengo pesadillas constantes con los cuerpos de mis padres sobre el suelo, con los asaltantes matándome a mí también, pero esta vez fue más real. Se sintió mucho más real.

—Hey, ¿Te desperté?

Una voz hace que pegue un brinco encima del sofá dónde me había quedado dormida. Las luces están apagadas, y solamente entra la luz de la luna a través del balcón. El ver una silueta en la oscuridad hace que mi cuerpo se inunde de pánico. No soy capaz de hablar, ni de moverme, y comienzo a hiperventilar.

—¿Bianca?

No. No de nuevo. Por favor. El aire se atora en mi garganta, y el pecho me empieza a doler. No. No. No

Una pequeña lámpara, al lado del sillón, se enciende y un par de ojos miel me miran preocupados— ¿Estás bien?

Automáticamente, envuelvo mis brazos alrededor del cuello de Ric. Él rodea mi torso con sus brazos, y ese gesto me hace sentir más segura. Poco a poco, el aire vuelve a pasar hacia mis pulmones, mientras inhalo el olor a abedul que desprende, y trato de aferrarme a algo seguro. Al pasar unos minutos, Ric se separa un poco pero sin soltarme del todo.

—¿Qué pasa? ¿estás bien?— puedo ver la preocupación en su rostro.

—Sí, solo tuve una pesadilla.

Él posa su mano sobre mi mejilla y me da una sonrisa cálida— ¿Quieres hablar sobre eso?

—No realmente. Solo... No apagues la luz, por favor.

Él levanta mis piernas, para sentarse en el sofá, y luego las coloca sobre las de él— ¿Segura que estás bien? Puedo ayudarte en lo que me pidas...

Rastros de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora