—Capitán...— su voz se escucha más ronca de lo habitual, y un cosquilleo desciende por mi vientre, hasta llegar a mi entrepierna.
Siento su respiración en mi cuello y puedo sentir su olor a cítricos. Quiero más, pero por alguna razón, no puedo moverme, solo puedo disfrutar de su cercanía. Hasta que sus ojos azules chocan con los míos, y su mirada hace que me tiemblen las piernas.
—¿Con qué sueña, Capitán?
Abro los ojos y lo primero que veo son las sábanas blancas de mi cama. Mi cerebro adormilado tarda unos segundos en reaccionar, y cuando lo hace, soy capaz de sentir la humedad entre mis piernas.
—Mierda.
Me levanto de la cama, y tomo un baño, para disminuir la sensación de calor en mi cuerpo. ¿Qué demonios está mal conmigo? Las relaciones nunca han sido un punto esencial en mi vida, ni siquiera las sexuales. Por eso, desde que terminé con Matteo, no he salido ni de manera casual con alguien, así que no puedo creer que esté teniendo sueños húmedos con el almirante. Además, él no debería agradarme en lo absoluto.
Después de un largo baño, me pongo ropa cómoda y salgo a buscar algo de comer. Cómo de costumbre, veo a Ric en el sillón de la sala, este está sentado viendo algo en su laptop, y cuando me ve sonríe.
—Buenos días.
—Buenos días.— respondo— No es por correrte, pero, ¿Porqué duermes en un sillón teniendo un apartamento para ti solo?
Él se levanta y me sigue hasta la cocina— Prefiero estar cerca por si pasa algo.
Le sonrío, y acuesto mi cabeza sobre su hombro— Gracias, Ric.
—¿Ric? ¿Tu también?
—Me gusta el diminutivo— camino hasta el refrigerador en busca de algo para desayunar— ¿Quieres huevos revueltos o panqueques?
Él lo piensa— ¿Ambos?— sonrío y coloco en la encimera lo que voy a cocinar— Te quiero preguntar algo.— por su tono de voz, me imagino a lo que se refiere, así que solo hago un gesto para que continúe— ¿Qué pasó en el operativo del viernes?
Esperaba otra pregunta, y honestamente, y me cuestiono si debo decirle la verdad. El almirante dijo que nadie podía enterarse, sin embargo, confío en Ric. Así que decido decirle. Él escucha con atención lo que le digo, mientras cocinamos, y cuando he terminado de contarle, luce realmente preocupado, y confundido.
—¿Por qué lo mataste? ¿Por qué no lo inmovilizaste?
—Honestamente, creo que fue la adrenalina del momento, pensé que lo iba a matar, y lo único que se me ocurrió fue romperle el cuello.
Él asiente comprendiendo— Pero, ¿por qué el almirante asumiría la responsabilidad? M consta que siempre prioriza la vida de los agentes, pero de ahí, a asumir responsabilidades de otros...
Suspiro— No lo sé, creo que hay un motivo personal, que obviamente, no sabemos... Pero da igual, se lo agradezco.
Ric suspira, y deja el tema, así que procedemos a poner la mesa, luego le digo que iré a despertar a Bianca, entonces me detiene.
—Espera, antes de que la despiertes, quería decirte que ya solicité protección para ustedes, y es cuestión de días para que lo aprueben, pero al ser un caso de homicidio, la marina va a interrogar a todas las personas allegadas.
En los casos de homicidios, la marina interroga a todas las personas cercanas en busca de una pista, que lleve al móvil del crimen, o a los criminales, eso no es nuevo para mí, ni para Ric, lo que a ambos nos preocupa es...

ESTÁS LEYENDO
Rastros de Sangre
ActionLas tragedias pueden ocurrir hasta en las mejores familias, y fue lo que le pasó a los Benedetti. Una noche derrumbó a esa familia perfecta, dejando a Beatrice, una capitán de la marina, deshecha, con una hermana que proteger, y un caso que resolver...