Capitulo 27

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Diego Montagne.

El piso del hospital se mantiene en un silencio espeso y deprimente. Puedo escuchar el monitor sonar desde el pasillo, y cada murmullo que sueltan los médicos dentro de la habitación. Los días en un hospital pueden convertirse en un laberinto asfixiante, del que no encuentras como salir. A lo largo de mi carrera en la marina, he tenido que visitar muchas veces los hospitales, por mí o por mis compañeros, y un par de veces por mi mejor amigo, pero ninguna visita se excedía de un par de horas, como mucho, dos días. Han pasado siete días desde que ingresó, y cada día se ha vuelto más insoportable que el anterior.

Desde el segundo en que el medico, quien encabeza la flota de doctores que atiende a Alessandro, sale de la habitación, comprendo que no va a decir nada bueno. La puerta rechina a medida que los cinco médicos salen de la habitación, y el médico principal se dirige a Leandro y Mónica. 

—Las costillas se han recuperado satisfactoriamente,—dice el hombre— pero su situación sigue siendo complicada. No respondió al tratamiento, y me temo que hay riesgo de traumatismo esofágico, por lo que vamos a tener que cambiar el tratamiento.

—¿Qué tan efectivo puede ser ese tratamiento?— pregunta Mónica.

Hay una pregunta implícita ahí "¿Qué posibilidades hay de que sobreviva?". Trago grueso, mientras el estómago se me retuerce esperando la respuesta.

—Depende de muchos factores. Realmente no podría garantizar nada.

—Es uno de los mejores hospitales de toda Europa,— habla por primera vez el noble— ¿cómo no vas a poder garantizarnos nada?

—Hemos hecho lo que está en nuestras manos, pero su estado es bastante grave-

Leandro da un paso hacia el médico, y este se calla de golpe ante la mirada que el noble le da— Más les vale que se recupere, por que si algo le llega a pasar a Alessandro, tú— lo señala— y la bola de ineptos que se hacen llamar médicos que están detrás de ti, se van a arrepentir el resto de sus miserables e insignificantes vidas.

El médico traga grueso, mientras palidece. La ira de un noble no es cualquier cosa, sin embargo, con amenazarlo no conseguimos nada, realmente. Mónica pone una mano en el hombro de su padre, frenando la descarga de ira y frustración en contra el médico. El hecho de que Mónica se mantenga firme e impasible, con su habitual semblante inexpresivo, me da ganas de sacudirla y gritarle hasta hacerla reaccionar, pero ni siquiera estoy seguro de que eso funcionaría. Aunque sé qué Mónica Bridge es una mujer con un carácter demasiado inquebrantable y fuerte, es inaudito que ni siquiera el ver a su hijo así la amedrente. 

Nunca la he juzgado por tratar de defender a Darren de Alessandro, incluso cuando Darren quiere muerto a Alessandro, y él solo quiere a Darren tras las rejas, pues es su hijo, y puedo entenderlo, pero la forma en la que le agradece al médico y mantiene la espalda erguida mientras acaricia el hombro de su padre, tratando de que se calme, me enoja demasiado. No es posible que, incluso, el noble mismo luzca más afectado que ella, cuando es su hijo el que se está debatiendo entre la vida y la muerte.

Personalmente, no odiaba a Darren. Sí le tenía rabia por todo lo que le hizo a Alessandro, y si mi amigo me pedía que lo matara, lo hubiera hecho sin dudar, pero odio no es algo que hubiera sentido hacia él, hasta este momento. Este momento donde una de las dos personas que más me importan se puede morir por su culpa. Entonces, comprendo lo que siente Alessandro, y por que le tiene tanto odio.

—Diego.— una suave voz, que conozco muy bien, me saca de mis pensamientos. Ella está a mi lado, no sé en qué momento apareció pero ahí está— Lo siento mucho— lleva una de sus manos a mi brazo y lo acaricia, y por un segundo, no sé cómo sentirme al respecto, viendo su delicada mano sobre mi brazo— Verás que mejorará, es joven, sano y fuerte... Va a mejorar.

Rastros de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora