Capitulo 38

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Alessandro Bridge.

Cierro la regadera, y tomo una toalla para envolver mi cadera, y otra para secarme el cabello. Froto la tela contra mi entumecida nuca, mientras salgo del baño. Me dejo caer en la cama, después de vestirme, y escucho un par de golpes en la puerta.

—¿Estás vestido?— escucho la voz de Diego del otro lado de la puerta.

—No.— le digo para evitar que entre, ya que no quiero ver a nadie, aunque sé que ni eso lo detendrá.

—Mejor— dice mientras abre la puerta.

—¿Qué haces aquí?

—Por lo visto, no has entrado al sistema...— dice lanzándome una mirada extrañada—La guardia costera incautó veinte paquetes, que suman una tonelada de drogas, en el mediterráneo.— me dice— Al parecer, Darren trató de crear una nueva ruta, y a pesar de que dejó veinte kilos como señuelo, le falló...

Esto es bueno. Darren no se encuentra en su mejor momento después de haber perdido su alianza con Le Ragni, así que su producción debe haber bajado considerablemente, perder una tonelada lo debe tener desquiciado.

Me levanto hasta quedar sentado en la cama, y suelto un suspiro— Por fin algo nos sale bien, ¿no?

—Pensé que te iba a alegrar más...

—Sí me alegra, pero quitarle droga y poder a Darren, no es precisamente lo que quiero.

—Entonces, ¿qué quieres?

Retroceder el jodido tiempo y evitar que mataran a Bianca Benedetti, de ser posible, incluso evitar que mataran a Mauro y Caroline.

—Entender que pasó con Bianca Benedetti— le respondo. Me levanto de la cama, y regreso al escritorio al que pasé pegado toda la noche— Estuve revisando la información del expediente, y según Richetti, el único sospechoso es Matteo Lombardi, un allegado a la familia, que sostuvo una relación romántica con Beatrice, hace años, y que lleva meses desviando dinero de la empresa...— le explico mientras abro mi laptop— Pero un rastreo rápido a sus cuentas de banco, refleja que sus gastos no exceden su salario, además de que esa cuenta recibió cantidades de dinero similares durante años, y los movimientos los autorizó el mismo Mauro Benedetti en vida, lo que me hace suponer que ese dinero es realmente para una relación extramarital que él pudo tener, y que Matteo Lombardi apañó.

—¿Y cómo se relaciona eso con el asesinato de Bianca?

—Eso es lo que necesito que me ayudes a descifrar.— le confieso— ¿En qué punto se conecta el asesinato de sus padres con el de ella? ¿Por qué?

Diego suspira— Te pasaste toda la noche con ese caso, ¿cierto?— No le respondo, y tampoco es necesario, por que él termina asintiendo a modo de comprensión— Podemos ver el expediente de Bianca,— propone— pero no hay mucho ahí, ya que ni Richetti, ni Beatrice han declarado.

No entiendo por que Richetti no ha declarado. Sé que la marina estableció que Beatrice no estaba en condiciones para hacerlo, y se permitió una excepción, ¿pero Ric? Entro al sistema de la marina, y busco el expediente de Bianca. Me pongo a leer la poca información que hay, y no sé que cuantas veces lo releo. Nombres de sus compañeros, personas cercanas, últimamente no frecuentaba ningún sitio... No se cuanto tiempo ha pasado hasta que escucho sonar el celular de Diego, con un mensaje, y cuando me giro hacia él para preguntarle algo, lo veo sonriéndole a la pantalla de su celular, completamente ajeno a lo que estoy haciendo yo.

—¿Con quién hablas?— pregunto con curiosidad.

Él vuelve a mirarme, y deja de sonreír— Con...— se aclara la garganta— Juliette.

Rastros de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora