09 | No te recordaba tan llorona

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No te recordaba tan llorona 


Paris, Francia

02 de Noviembre del 2022

Anheli

Tarareo la letra de la canción mientras me concentro en seguir la coreografía que Dante y yo hemos estado creando desde hace unas tres horas. 

Luego de que me dieran de alta del hospital no pude lamentar el dolor en mi cuerpo tumbada en la cama, tenía responsabilidades de suma importancia que debía cumplir y el que el italiano haya aceptado ser mi acompañante para una de las categorías del Grand Prinx me había quitado un peso muy grande de encima.

El tema del concurso de pareja era tan importante como la competencia individual. 

Soy consciente que hasta hace unos años mi carrera como patinadora artística había sido plenamente en competencias individuales, pero desde que conocí a Dante la idea de competir con él a mi lado cruzó por mi cabeza y para mí no sonaba tan mal. 

Nos entendíamos perfectamente en el hielo, nos complementábamos fácilmente y el que él también sea uno de los mejores en su categoría hacía mucho más fácil la tarea de crear coreografías y memorizarlas en poco tiempo.

Saliendo de mis pensamientos vuelvo a escuchar la letra de la canción resonando en mi cabeza y me preparo para llevar a cabo una de las piruetas que teníamos en mente. Noto que Dante se coloca en posición y me es fácil llevar mi patín a su pierna para alzarme en ésta, dejando mi rodilla apoyada en su espalda pero algo sucede.

—¡Dante, no! —grito alarmada.

No sé en qué momento el italiano pierde fuerzas, no sé en qué segundo se ha desconcentrando pero el apoyo pierde fuerza y mi pierna resbala por su hombro dejándome completamente en el aire. Dante no logra agarrarme a tiempo y siento todo el golpe llegar a mi estómago en el instante en que impacto contra el hielo.

Las palmas de mis manos también terminan afectadas y siento el ardor en éstas al haber raspado los pequeños trozos de hielo. Pero eso no es lo que me preocupa sino es la falta de aire que comienzo a sentir al haber golpeado una zona vulnerable en la parte de mi torso.

Comienzo a hacer aquellos sonidos de manera exagerada en busca de aire y la preocupación del italiano no me ayuda nada al llegar rápidamente hacia mí. Intenta ponerme de pie y lo logra, le quito las manos de mi cuerpo y me inclino hacia adelante, llevando mis manos hacia mis rodillas para facilitar el pase de oxígeno hacia mis pulmones.

No sé cuánto tiempo quedo en la misma posición pero mi cuerpo se relaja al instante en que siento como empiezo a respirar con regularidad. Mi pecho sube y baja más rápido de lo normal como si estuviese cansada pero la verdad es que había llegado a sentir un poco de pánico al quedarme sin respiración hace unos minutos.

—¡Anheli, lo siento tanto!

Dante se lamenta a mi lado y por el rabillo de mi ojo izquierdo puedo ver como intenta acercarse a mí con las manos estiradas pero las golpeo con fuerza, alejándolas de mí, evitando el contacto y el italiano retrocede unos pasos al ver mi rostro enfurecido.

—¡¿Pero qué carajos te pasa?! —grito totalmente enojada— ¡Pude haber tenido un accidente peor! —le reclamo y su mirada llena de culpa no logra que mi rabia minorice en absoluto— ¡Has estado desconcentrado desde el inicio de la canción, Dante! ¡Así que dime ahora mismo qué carajo te pasa!

El italiano alza la cabeza y esta vez puedo ver su rostro con un gesto completamente neutro, noto que su mandíbula está apretada además que sus hombros se encuentran tensos y nuevamente vuelve a retroceder unos pasos, dándome la espalda sin siquiera responder lo que le acabo de preguntar.

Olvidando sus reglas #2 © | ✔ (Versión 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora