Trilogía Reglas | Libro ll
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Cuatro años han pasado desde que se vieron por última vez, desde que se profesaron un amor eterno entre ellos hasta que el olvido de ese sentimiento los obligó a alejarse para siempr...
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Barcelona, España
07 de enero del 2023
Cristian
Los movimientos que siento contra mi cuerpo obtienen que sea consciente de lo que sucede a mi alrededor. Las risas infantiles me mantienen un poco alerta y en el momento que siento unos cuantos cuerpos pequeños sobre mí me doy cuenta que es hora de abrir los ojos. Lo primero que diviso es el rostro de Valentina con una sonrisa en este, mientras que Aiden y Aria están encima de ella como si mi torso fuera la base de una torre humana.
Giro mi cabeza a la izquierda para ver a Lucas aún dormido y mi entrecejo se frunce ligeramente al notar que Anheli ya no se encuentra en la cama con nosotros. Estiro mi cuerpo para eliminar la pereza y el sueño. Los niños ríen debido a mis movimientos y sus risas estruendosas son lo único que hace falta para que mi hijo mayor se levante.
—¡Cállense, ya! ¡Es muy temprano, pesados! —grita colocando una almohada sobre su rostro. Los mellizos, que se caracterizan por fastidiar a menudo a su hermano mayor, sonríen mirándose entre sí y con la pequeña rubia somos espectadores de la manera en que saltan sobre la espalda de Lucas.
La víctima grita fastidiado.
Los mellizos ríen y segundos después buscan protección llegando a colocarse entre mis brazos en el segundo que Lucas se queda de rodillas sobre la cama con una mirada asesina para ellos. Río bajo para no incrementar la molestia de mi hijo y dejo que estos mocosos arreglen sus problemas como familia que son.
—Es mejor que corran, enanos —su voz es seria y me causa gracia al escucharla tan infantil pero aún así formular una oración que para los menores resulte hasta amenazante.
Aria y Aiden cambian su gesto divertido a uno de pánico. Siendo relativamente imparcial en este asunto, salgo de la cama sin decir una sola palabra y los mellizos terminan asustándose aun más cuando notan que ahora se encuentran sin mi protección. Me dirijo al baño de la habitación para terminar escuchando a mi espalda el grito despavorido de los mellizos antes de salir corriendo seguidos por Lucas, quién sostiene una almohada en la mano.
Ladeo mi cabeza a ambos lados para escuchar mis huesos del cuello tronar ante la mala posición que significa tener a cinco personas en la misma cama y dormir de esa manera. Hago mis respectivas necesidades para luego lavar mi rostro y mis dientes.
Cuando salgo del baño, me sorprendo cuando veo a Valentina aun sobre la cama sosteniendo una pequeña hoja en sus manos. Diviso sus gestos fruncirse y camino hacia dónde está para agarrarla de su cintura y colocarla sobre mi regazo obteniendo una risa infantil de su parte.
