Olvidando sus reglas #2 © | ✔ (Versión 2022)

Extra | Sí, acepto

Volvimos, bitches

❝ Sí, acepto ❞

Barcelona, España

29 de Noviembre del 2022

Indira

—Estás hermosa, cariño —escucho las palabras de Anheli, a la cuál puedo ver a través del espejo y puedo notar el brillo en sus ojos mientras que yo estoy igual o peor que ella— Te ves absolutamente maravillosa. Realmente Rodrigo es un hombre con suerte.

Sonrío en respuesta sin voltear.

Dirijo la mirada en mi reflejo y mi pecho se me infla debido a la ansiedad que me provoca mi apariencia. El vestido blanco en corte princesa se adhiere a mi torso como segunda piel mientras que en la zona de la cintura para abajo está relleno de capas transparentes, dándole un toque ligero y elegante. La pedrería de diamantes blancos mantiene la decoración en mi corsé y mis hombros son cubiertos por mangas tul.

Mi cabello ondulado cae por mi espalda y como Anheli, mis ojos crean aquel brillo por culpa de las lágrimas cuando diviso la tiara en mi cabello, sosteniendo el velo de novia hasta mi cintura. Aprieto mis labios con fuerza para retener el llanto y siento los brazos de mi mejor amiga a mi alrededor.

—Serás la novia más bonita que alguna vez haya visto, Indira.

—Y tú también lo serías —musito, sensible— Si tan sólo te casaras por amor.

Es notable que mi respuesta no le agrada en absoluto cuando me suelta y retrocede unos cuantos pasos. Esta vez sí giro mi cuerpo y la observo con la mirada baja en el suelo. Suspiro, al entender su posición y me acerco a ella para sujetar su mano. Le doy un apretón en apoyo.

—No lo hagas, Anheli. No te cases con Dante.

—Debo hacerlo —es su respuesta.

—¿Por qué? ¿Por qué tienes que casarte con él?

Ella niega con la cabeza. Después de unos segundos alza su mirada y me rompe el corazón observar su vulnerabilidad. No se atreve a hablar, sólo atina a dejar unas cuantas lágrimas que claramente limpio con mi pulgar para no arruinar su maquillaje.

—Sólo deseo que no te arrepientas de esta decisión.

—Me arrepiento desde el día en que lo volví a ver. —responde y sé que se refiere a Cristian— Pero a veces debes ser más fuerte que tus arrepentimientos cuando tus decisiones tienen un fin para tu beneficio.

—Quiero que seas feliz, Anheli.

—Mi felicidad es por tiempos, Indira. Estoy acostumbrada a que sea así y no lo voy a cambiar —esta vez su voz se torna más seria y ya no vuelvo a intentar convencerla— Ahora dejemos de hablar de mí. Es tu día, tu boda. Sólo tienes que preocuparte por ti, ¿vale?

—Eres mi mejor amiga.

—Y te amo por eso. Tú también eres mi mejor amiga y necesito que te concentres sólo en ti. Ahora déjame arreglarte la tiara.

Como soy un poco más alta debido a los tacones, debo inclinar mi cabeza en su dirección y dejo que me acomode los ganchos al cabello para sujetar bien la joya a mi cabello. Vuelvo a observar a Anheli y esta vez detallo mejor su rostro. Ha intentado ocultar sus ojos hinchados bajo el maquillaje pero el semblante melancólico es demasiado evidente.