Trilogía Reglas | Libro ll
_______________________________________
Cuatro años han pasado desde que se vieron por última vez, desde que se profesaron un amor eterno entre ellos hasta que el olvido de ese sentimiento los obligó a alejarse para siempr...
Aclaración: Ya lo había hecho hace tiempo, y corregiré el libro apenas pueda pero saber que ya no es Aria quien tiene hemofilia, sino Aiden. ¿El tema de que juegue fútbol americano? Eso se verá en el pasar de la trama y del propio libro de nuestro nene.
Ahora sí, disfruten.
2/6
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Barcelona, España
24 de diciembre del 2022
Cristian
Estoy seguro que llevo más de quince minutos parado frente a mi espejo mientras que intento como un completo inútil hacer una corbata que no debería tomarme ni veinte segundos. Un quejido frustrado sale de mí cuando vuelvo a desatar el desastroso nudo que he hecho y ladeo mi cabeza para terminar oyendo mi cuello tronar ante la desesperación que yo mismo me estoy causando.
Escucho los golpes contra la puerta de mi habitación, pero no digo nada cuando toda mi concentración se mantiene en el trapo que intento mantener decente alrededor de mi cuello. Los toques se vuelven más insistentes y vocifero un "Pase". La puerta se abre y a través del espejo puedo ver la silueta de Sebastián a medias al tener la mitad de cuerpo dentro. Logro ver como su ceño se frunce al divisar mi pelea con mi prenda de vestir y noto que intenta evitar soltar una risotada.
—¿Quieres que pase o necesitas más tiempo para noquear a la corbata?
—No sabía que esta mierda podría ser tan difícil.
—Tanto tiempo sin vestir traje y sólo contar con guantes hace que te olvides de cosas esenciales como lograr hacer un nudo de corbata.
Da unos cuantos pasos hacia al interior del lugar hasta quedar a mi lado.
De reojo puedo ver su informalidad a la hora de vestir. Se encuentra con un jean oscuro y un jersey de manga larga con cuello de tortuga. Las zapatillas negra combinan con su casaca de cuero y su cabello castaño mantiene ese desorden natural que no había visto antes en mi hermano menor.
—Es raro no verte en traje.
—Y es raro verte pelear con la ropa.
—Quiero estar presentable.
—Que vas a la presentación de tu hija, hombre. No estás por llevarla al altar.
Apenas esa última oración sale de su boca, una mirada que trata de enterrarlo bajo tierra es lo único que le dedico. Entrecierro los ojos en su dirección y al parecer se da cuenta que no debió haber dicho eso.
