30 | ¿GM?

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Digan presente, presidente:

En algún lugar de Dinamarca

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En algún lugar de Dinamarca

07 de diciembre del 2022


Anheli

Mis ojos se mueven de un lado a otro, pero no tengo la fuerza necesaria para poder abrirlos. Me lleva mucha energía incluso arrugo mi entrecejo cuando capto los rayos solares posarse en mi rostro y como la incomodidad me invade al no poder apartar mi cabeza de esa luz.

Mi garganta se encuentra seca, siento un ligero ardor al momento que intento tragar saliva. El dolor en mi cuerpo es insufrible y un quejido ronco, al igual que lamentable, sale de mí cuando intento mover mi brazo. No soy capaz de ejercer movimiento en mis piernas y esta vez la desesperación se instala en mi cabeza.

Me concentro en el tacto debajo de mis manos y puedo sentir la suavidad de una tela en mis palmas. Es como una seda. Intento concentrarme mucho más en el tacto que me provee mi cuerpo y me doy cuenta esta vez que siento la brisa chocar con mis piernas cuando lo último que recuerdo es haber estado vestida con un jogger.

¿Qué carajos?

Mi respiración se vuelve irregular cuando la impaciencia de no saber que sucede incrementa. Logro parpadear unas cuantas veces antes de ser capaz de abrir los ojos completamente. Mi visión intenta enfocar lo que hay a mi alrededor y la confusión es extrema al instante que noto que estoy en una enorme habitación de color celeste.

A pesar del dolor de mi cuerpo, mi cuello logra girar a todos lados. Efectivamente me encuentro en una habitación. Las pareces son de aquel color que amo, las enormes cortinas son blancas y la decoración del lugar es casi de fantasía. Como si una princesa durmiera en este lugar.

Enderezo mi cuerpo cuando junto toda la fuerza posible y doy un pequeño sobresalto al darme cuenta que estoy con una bata de seda para dormir sobre mi cuerpo. Mis manos tiemblan al ver las heridas de mis brazos, pero éstas se encuentran curadas. Palpo mi rostro y siseo de dolor al sentir una herida en mi ceja y en mi labio.

La ansiedad me controla y muerdo mi labio inferior por el temblor de mi mandíbula.

Los recuerdos de un accidente cruzan por mi cabeza y como vi por última vez una luz cegar mi visión antes de recibir el impacto. Sebastián me protegió. Oh, dios. ¿Dónde carajos está?

—¡Ah! —grito y me retuerzo cuando intento bajar de la cama, llevando mi mano al lado izquierdo de mi cuerpo, justo en la zona de mi costilla, y bajo la tela puedo sentir la venda rodear mi cuerpo— Mierda, mierda —el pinchazo es insoportable y me quedo varios segundos doblada en espera de que el dolor cese.

Mi respiración es jadeante. Siento las piernas demasiado débiles y lo confirmo al instante que caigo de rodillas contra el suelo al intentar ponerme de pie. El sonido de un golpe en seco es lo que me corta la respiración al recibir todo el impacto en mi pecho y estómago.

Olvidando sus reglas #2 © | ✔ (Versión 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora