37 | Revelación alarmante

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Soy yo otra vez, jeje:

Soy yo otra vez, jeje:

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ROMA, ITALIA

Anheli

—Lamento no haberte podido contactar antes, Anheli. No contestabas el celular y estaba con demasiado apuro así que tuve que tomar una decisión así te enojaras —son las palabras que escucho a través de la llamada que he tenido hace unos minutos con mi amigo, quién estaba al tanto de la seguridad de mis hijos como un favor.

—Está bien, Josuá. No es tu culpa que hayan adelantado tus presentaciones. Te agradezco por haber cuidado a mis hijos en este pequeño tiempo que necesite tu ayuda.

—Cristian estaba encantado de volver a tenerlos y creo que estarán muy seguros bajo su cuidado.

Niego con la cabeza. «Eso sólo significa oportunidad para Camilo de jodernos»

—¿No hicieron mucho problema?

—No, para nada. Aiden es muy tímido y la verdad es que perdía más energía con Aria. Lucas se comporta casi como un adulto independiente y Valentina puede jugaba con todos sus hermanos a lo que sea. No unos niños realmente encantadores.

Sonrío ante la descripción que tiene con los pequeños.

—Gracias. Te debo una.

—Sal de toda esa mierda y cobraré el favor. Me tengo que ir. Ya voy a abordar.

—Suerte, franchute.

Ríe.

—Adiós, stupide.

La llamada se termina y dejo el teléfono en el mármol del lavabo. Abro el grifo para mojar un poco la piel de mi cuello esperando soltar el estrés que me genera la noticia de que ahora Cristian es un blanco fácil de Lombardi, y que estando encerrada aquí no puedo hacer nada para protegerlos de lo que siento que se avecina.

Hago un pocillo de agua con mis manos y la llevo a mis labios. Con el líquido enjuago el interior de mi boca para quitar el sabor amargo que ha provocado toda esta situación de mierda. Apoyo mis manos sobre el lavadero del baño y cierro los ojos queriendo inhalar un poco de la tranquilidad que se forma a mi alrededor luego de haber causado una revolución hace unos minutos.

La puerta de mi habitación se encuentra asegurada con llave así que no me preocupo por la persona que quiera interrumpir. Además que, en uno de los muebles que se encuentran cerca a la puerta, hay un arma que fácilmente podría tener a la mano y volar los sesos de cualquiera que se atreva a joderme más este día.

Mis manos se apoderan de las hebras de mi cabello deshaciendo por completo el moño que tenía. Mis dedos acarician el cuero cabelludo y poco a poco libero el asqueroso estrés que yo misma me había causado. Suelto un fuerte suspiro y mi mirada cae en mi reflejo a través del espejo. El maquillaje corrido de mi rostro, el vestido blanco lleno de manchas rojas y tierra.

Olvidando sus reglas #2 © | ✔ (Versión 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora