10 | Es tiempo de verla

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Es tiempo de verla


Paris, Francia

02 de Noviembre del 2022

Cristian

Muchas veces cuando estamos atrapados o envueltos en algún problema, nuestra vena de supervivencia nos ordena encontrar el camino o la salida más fácil. No siempre es la adecuada, no siempre es la que mejor se ejecuta pero ¿si te libra del problema? que más te da.

Para nosotros el tema de la supervivencia es seguir vivos haciendo cualquier locura, sin razón, sin detenerte a pensar cuáles pueden ser las consecuencias de tales actor, qué es lo que puede salir mal si es que no lo tomas con calma, si es que no sale tal y cómo lo habías planeado, y eso justamente es lo que me acaba de pasar ahora.

El sentimiento de ahogo fue lo último que pude aguantar antes de hacer algo que puede salir tan bien como mal si no ejecuto el plan tal y como lo había planteado años atrás. El hecho de que Valentina ahora esté acostada a mi lado, bajo mi bíceps rodeando mi cuerpo con sus pequeños brazos en un intento de poder dormir a pesar del ruido que hay fuera del edificio gracias a una construcción de madrugada.

Y no sólo eso. Es el hecho de que unas puertas más allá se encuentra la última persona que me pidió ayuda antes de que toda la mierda explotara en nuestra cara. Hace tres años que Jesse fue asustada a tocar la puerta de mi habitación ante el hecho de que su padre había sido liberado en Italia y del cual estuvo huyendo varios meses.

Su plan era ese, huir para no volver a sus manos pero todo se fue a la basura el día que se enamoró de Esteban, el día que decidió no huir más para quedarse amar a mi primo y el día que cometió el peor error de su vida.

No sólo la mierda nos salpicó a los dos, sino también a todo lo que alguna vez amábamos. Por mi parte, Anheli salió perjudicada de una manera inimaginable. El tema de su secuestro y todo lo que tuvo que pasar bajo las garras de mi padre biológico era algo que aún no me había podido perdonar después de todos estos años.

Por la parte de Jesse, no sólo había salido perjudicado su amor con Esteban, sino también el hecho de que mi primo menor nunca pudo saber la verdadera razón por la que su amada debía fingir su muerte, logrando que nunca pudiera conocer a su sobrino, llorándole a dos tumbas vacías en España.

Mi sobrino, Jeremy, no habiendo nacido aún dentro de todo el problema también había terminado perjudicado pues nació y creció en un ambiente de muerte y sangre, no pudiendo conocer a su padre del cual estoy seguro que hubiese amado más que a nada.

Los dos éramos culpables de que buenas personas sufrieran y ahora sólo dependía de nosotros seguir protegiéndolas aún si eso nos cuesta el hecho de volver a pertenecer en sus vidas.

Teniendo aquellos recuerdos en mi cabeza sólo logran mantener activo mi insomnio, impidiendo que pueda conciliar el sueño, así que en un intento desesperado de apartar los pensamientos que reprimen mis ganas de seguir, me levanto cuidadosamente esperando no despertar a Valentina y salgo de la habitación directo a la cocina por un vaso de leche.

Me detengo abruptamente casi al final del pasillo cuando la sorpresa de ver a Jesse me supera. Se encuentra sentada de espaldas hacia mí, encima de un banquillo que tiene la encimera de la cocina y desde estoy puedo ver lo hace. Su espalda sube y baja en respiraciones irregulares y no demoro mucho en escuchar sus sollozos. Ladeo un poco mi cuerpo a un lado logrando ver lo que tiene en manos y es que en ellas, puedo ver una fotografía donde yacen Esteban y ella abrazados, felices. Muy felices.

Olvidando sus reglas #2 © | ✔ (Versión 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora