34 | El caos comienza

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Hola, queridas.

Hola, queridas

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ROMA, ITALIA

11 de diciembre del 2022


Anheli

Apoyo mi dedo índice contra la ventanilla y lo deslizo sobre la el vidrio siguiendo el recorrido que hacen las gotas de lluvia que golpean contra el jet en el cuál me encuentro. Mis labios se mantienen sellados prolongando el silencio que se hace cada vez grande entre los presentes. Dante y su padre están sentados en los sillones frente a mí, y aunque los dos no hacen la gran cosa, tampoco toman la iniciativa para iniciar una conversación que aligere la tensión.

Mis ojos viajan hacia la joya que envuelve mi dedo pulgar y una débil sonrisa surca por mi rostro cuando recuerdo la conversación que tuve con Cristian sobre el significado de éste. Un anillo de promesa hecha en Paris, la última vez que estuve en Francia antes de mi pérdida de memoria.

Ese mismo anillo que Josuá me entregó aunque con una explicación diferente a la original, aun así, no me tomo el tiempo de amargarme o sentir malestar ante la acción de amigo que sólo hizo caso a las indicaciones que le dio Cristian para librarme de los problemas que en ese tiempo envolvían al pelinegro. Que lo siguen envolviendo actualmente.

—Te veías realmente hermosa esa noche. Fue una de los capítulos más especiales que tuve contigo en toda mi vida, preciosa.

—¿Sigue siendo la más memorable?

—Podríamos esmerarnos en hacer una mejor, ¿no crees?

—Como tú dijiste, será cuando me divorcie, Ortega.

El hombre frunce el ceño, molesto por mis palabras y río ante su gesto.

—La gracia en ese chiste ya se perdió.

—Lo que no se perdió es el amor que siento por usted, señor Ortega.

—Y eso está más que claro teniendo en cuenta que yo nunca dejaría de amarla, señorita Masaveu.

El recuerdo es pequeño, pero esencial. Trato de guardar toda la felicidad que me generaron los pocos días que pude compartir con Cristian en la casa de mi hermano y cierro los ojos obligándome a imaginar que la boda con Dante es sólo una oportunidad para que tanto el italiano como yo obtengamos lo que queremos. La herencia de su padre y mi venganza.

—Cuando lleguemos a la propiedad, es posible que se encuentren rodeados de reporteros —escucho la voz del señor Lombardi aunque hago caso omiso a prestarle atención— Está claro que artistas como ustedes van a causar revuelo al instante que se trata de un matrimonio. No quiero que digan nada fuera de lugar, si no es mucha molestia.

—No lo haremos, padre.

—¿Anheli?

Detengo el movimiento de mi dedo apenas escucho a Camilo pronunciar mi nombre. Mis ojos son los primeros que se mueven en su dirección y luego hago lo mismo con mi cabeza para quedar con el rostro a la misma altura que él. Intento mantener un gesto totalmente neutro y serio cuando se trata de compartir una conversación con él, así que en esta oportunidad eso no cambia.

Olvidando sus reglas #2 © | ✔ (Versión 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora