28 | Familia Ortega Masaveu

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¡Mi hijo ha regresado! *aplausos*


❝ Familia Ortega Masaveu ❞


05 de diciembre del 2022

Barcelona, España

Cristian

Un efusivo grito sale de mí en el momento que observo como Aiden mete un gol en su práctica de fútbol americano. La manera en que sus compañeros corren para abrazarlo me genera una sonrisa en el rostro y río un poco también ante la emoción de su melliza, quién trepa a la banca para gritar el nombre de su hermano en una barra estruendosa.

Aiden gira un poco su cabeza hacia donde nos encontramos y levanta la protección de su casco para mostrarnos una enorme sonrisa, levantando los brazos en símbolo de victoria. Levanto mis dedos pulgares en su dirección y termino por aplaudir unos cuantos segundos más, antes de volverme a sentar. Aria sigue saltando encima de la banquilla y debo rodear sus piernas para que no termine con la cabeza en el suelo.

La tela de su falda golpea contra mi cara y debo apartarla hacia un lado para no cortarle la alegría a mi hija. La niña no ha querido cambiarse desde que salimos de sus ensayos de acrobacia aérea. Mantiene el mentón en alto mostrando el carné de estudiante sobresaliente en su torso y no ha querido quitárselo desde que se lo entregaron.

Digna hija de su madre.

—Aria, ¿no crees que sería mejor que te coloques una casaca? El ambiente del estadio es demasiado frío. Seguimos en invierno —musito con voz tranquila hacia mi hija, quién me observa con los mismos ojos que anhelo volver a ver en persona.

—Pues que lo hagan caliente —refuta la mini castaña.

—No pueden hacerlo. Es importante que tengan aire en la práctica para que así puedan preparar jugadas contra los problemas del clima —señalo con mi dedo índice la zona dónde se encuentran las prácticas— Sabes que a tu hermano le encanta jugar fútbol americano y quiere ser el mejor.

—Que jueguen en otro lado.

—Aria... —mi voz sale en un tono de advertencia.

—No quiero ponerme la casaca, papi.

—Te vas a resfriar. Sabes que no puedes enfermarte de gravedad. Aria.

—Pero-

Alzo una ceja en su dirección. Los ojos azules de mi hija intercalan entre mi rostro y la prenda que sostengo con mis manos por unos cuantos segundos hasta que se termina por rendir. Aria suelta un bufido en resignación y como la niña que no le gusta que le digan qué hacer, estira su brazo hacia mí y sonrío. Le paso una manga por su brazo hasta terminar por colocárselo.

—¿Ves que no moriste por abrigarte?

—Tengo calor —refuta, jalando la prenda.

—Eso es porque eres una asquerosa que no quiso bañarse después de su práctica.

—Aiden iba a llegar tarde.

—Uy, la hermana preocupada, entonces.

Mi hija me dedica una de aquellas miradas que demuestran su descontento y mi corazón golpea contra mi pecho al tener frente a mí la viva imagen de la persona que amo. El gesto de Aria me recuerda gravemente a Anheli y termino por soltar un suspiro. Reviso nuevamente el teléfono y el mensaje que le envié hace horas sigue sin ser respondido.

Olvidando sus reglas #2 © | ✔ (Versión 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora